Lo que hay de autobiográfico en La forja, La ruta y La llama estriba sobre todo en haber "tratado de registrar", según confesaba Barea, "la vida tal como la he visto, vivido e intuido entonces, y registrar al mismo tiempo la historia de mi adaptación a aquella vida".
Cuando tras la publicación del segundo volumen, anunció que estaba trabajando en el tercero y último, La llama, insistió: "quiero describir el choque hacia el que íbamos por esta ruta: la guerra civil"; y, a continuación, añadió que sin los dos anteriores volúmenes no habría podido lanzarse a escribir el tercero, ya que antes había necesitado poner al desnudo "las raíces de la catástrofe tal como existían en mi propia vida".
Esta edición rastrea e intenta esclarecer los diversos avatares del original español de la trilogía. Entre 1941 y 1946 se publican por primera vez los tres volúmenes de la trilogía en inglés. A finales de la década de 1940, Barea recibe de Buenos Aires la noticia de que la editorial Losada está interesada en publicar la trilogía en español. Las razones por las que Barea no pudo enviar de inmediato a Losada el manuscrito original en español es una cuestión que ha creado confusión y no poca rumorología, así como la intervención de Ilsa, la esposa de Barea, en las “traducciones” y “redacciones” tanto de la versión inglesa como de la versión española.
Las deficiencias de la primera edición de Losada (errores morfológicos, sintácticos, ortográficos, barbarismos y extranjerismos), en gran parte corregidos en la segunda, tienen, sin embargo, en palabras de Francisco Caudet, responsable de la edición, “algo positivo: son como rastros de la herida abierta que es siempre el exilio”.
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