La acción se sitúa en el año 2013, con el mismo protagonista que en la novela anterior, el biólogo Tomás Martín. Tomás se dirige hacia la Antártida con un equipo de 50 científicos de distintos países. La expedición es una oportunidad de evadirse, ya que se había hecho famoso gracias a su anterior aventura y quería desconectar de “entrevistas, conferencias, charlas e inauguraciones que poco tenían que ver realmente con la biología”. Todo el revuelo que se había producido le abrumaba ya que “Él era un tipo tímido, pausado, enamorado de su profesión y de sus clases en la facultad pero, por encima de todo, era un investigador obsesionado con el mar”.
Ahora tenía la oportunidad de participar en una expedición al límite, en pleno otoño austral, con una misión fantástica, “una campaña que permitiría descubrir cómo se preparan para sobrevivir meses bajo el hielo la fauna y la flora marinas, qué efectos tiene en el plancton marino la formación de la placa y cómo comen, respiran o se reproducen esponjas, peces o primitivas gorgonias durante un período en el que se deja de producir alimento en la superficie por falta de luz”.
Los científicos están repartidos en varios grupos de trabajo, cada uno con una misión precisa: meteorólogos, físicos especializados en corrientes marinas, químicos ambientales, sismólogos, biólogos marinos, etc. Embarcan en el Polarstern, el buque oceanográfico rompehielos más grande del mundo. Justo antes de embarcar, uno de los grupos se da de baja de forma imprevista y es sustituido por un grupo que se incorpora a última hora para “experimentar un aparato de última generación”. El viaje en el barco comienza con tensión por las rivalidades entre los científicos y por la actitud intrigante de los miembros del último grupo en incorporarse. Además, los expedicionarios están nerviosos porque unos meses antes habían sido asesinados cuatro científicos chinos en una de las bases antárticas y la investigación no aportaba ninguna prueba sobre lo sucedido.
El viaje se convierte en una pesadilla cuando se produce un asesinato dentro del buque y éste se avería obligando a cambiar los planes. Mientras tanto, un comando de militares chinos controla los movimientos del Polarstern desde la Antártida.
“El cementerio de icebergs” combina con acierto el thriller con la defensa de un territorio único, “protegido por un tratado internacional que prohíbe la explotación de sus incalculables recursos”. La Antártida “es un laboratorio físico, químico y biológico a gran escala”, un territorio ideal “por ser el único en el planeta que no hemos contaminado… todavía”. Pero el lugar esconde preciados tesoros en su interior y la novela nos desvela la carrera de los diferentes gobiernos por posicionarse en primera línea para repartirse el pastel “cuando empiece el asalto a los recursos que hay aquí abajo”.
Aventura, divulgación científica y denuncia ecológica se mezclan en este original eco-thriller.
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3 comentarios:
Y ¿has leído "Medusa"? Es que se lo regalé a una amiga y a ella le gustó bastante, así que si está bien, casi prefiero empezar por ese libro.
Un saludo
No lo he leído, así que no puedo compararlos.
Un saludo
Medusa es absolutamente genial!!
Hice el error :-)) de empezarlo por la noche de un día laborable y no pude parar de leer hasta la mañana siguiente!
un saludo
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