De esta manera, el talento de Walter Scott se mezcla con el del emperador Napoleón Bonaparte, ofreciéndonos una pequeña joya, un libro imprescindible para todo aficionado a la historia, una obra en la que el genial escritor recoge los últimos momentos de Napoleón, confinado en la isla de Santa Elena, enfrentándose a su final, abriéndonos el alma del hombre más poderoso de Europa en su momento de más fragilidad y debilidad.
Walter Scott nació el 15 de agosto de 1771 en Edimburgo (Escocia). Siempre se sintió atráido por las leyendas y costumbres de su tierra natal.
Después de estudiar Derecho en Edimburgo y ejercer brevemente como abogado, ocupó el puesto de secretario judicial, compaginando ese trabajo con la traducción y la creación literaria, principalmente de novela histórica ambientada en Escocia y en la Edad Media.
Algunas de estas novelas históricas son: Guy Mannering (1815), El Anticuario (1816), Rob Roy (1817), La Novia de Lamermoore (1819), Ivanhoe (1820), El Monasterio (1820), Las Aventuras de Nigel (1822), Quentin Durward (1823) y El Taslismán (1825).
Su profundo conocimiento de la Historia le permitió también destacar como ensayista. Su Historia de Escocia (1829-1830) o la Vida de Napoleón Bonaparte (1827) son muestra de ello. Walter Scott falleció el 21 de septiembre de 1832 en el castillo de Abbotsford (Escocia). Entre 1829 y 1832, casi toda su obra fue traducida a diferentes idiomas.
Y fruto de este faceta nos llega este tesoro, un libro en el que ya desde la primera página sentimos que estamos ante dos portentos, el autor y el protagonista, una mezcla magistral de la que sólo puede salir un gran libro como éste.
Un libro que se lee de un tirón, que nos acerca a un Napoleón más humano y nos convierte en testigos privilegiados de sus últimos momentos. Una forma de vivir la historia de forma cercana, directa, acompañando al personaje en recta final. Para completar el menú la obra incluye el testamento de Napoleón y sus codicilos que nos deja ver de cerca la huella de sus relaciones personales y de sus sentimientos más íntimos.
Y para culminar el libro un análisis de un episodio oscuro y polémico, el de la muerte del duque de Enghien. La venganza, tal vez el miedo a ser asesinado, llevaron al emperador a terminar con la vida de un joven que probablemente no suponía ninguna amenaza verosímil, que le sirven al autor para adentrarse aún mas en el contradictorio y complejo carácter de Napoleón ayudándonos a entenderlo mejor más allá de sus decisiones.
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