Una curiosa historia que el autor teje con maestría rodeando de misterio la identidad de la protagonista y creando unas sugerentes expectativas que la novela satisface con creces y nos deja con ganas de conocer más sobre este fascinante personaje.
Xulio R. Trigo (Betanzos, 1959) es escritor y fotógrafo. Ha publicado una docena de novelas, entre las cuales las más recientes son El port del nou món (2011) y Les veus del Liceu (2015). También ha publicado libros de poesía y ha acercado su literatura a los más jóvenes.
Ha ganado premios como el Ausiàs March, el Maria Mercè Marçal, el Miquel de Palol y el Joanot Martorell, entre otros. Sus colaboraciones en prensa han visto la luz en El Tiempo, Diario de Barcelona, La Vanguardia o El Periódico de Catalunya. Su obra ha sido traducida al portugués y el polaco.
Como fotógrafo trabaja sobre todo en blanco y negro, muy especialmente relacionando literatura y fotografía. Ha realizado exposiciones individuales en ciudades como Barcelona, Zaragoza, Reus, Tarragona y Amposta, entre otras.
Con El objetivo del crimen comienza una ambiciosa empresa que gira alrededor del mundo de la fotografía y de la figura de Erika Ernemann, la protagonista indiscutible de la novela, una fotógrafa alemana a la que el autor da voz, tanto en la historia de la novela como en la realidad, permitiéndonos descubrir que su identidad es un secreto, Erika Ernemann no es su verdadero nombre. Conoceremos detalles sobre su relación con el autor, el permiso dado para construir una historia en la que afirma reconocerse tanto "en los hechos que se explican en esta serie, en el carácter intenso y paranoico de la protagonista" como "en su necesidad de luchar para resolver algunos de los enigmas que planteé al escritor".
Esta aureola de intriga y misterio nos abre el apetito para sumergirnos en una novela bien construida, en la que la trama se desarrolla con agilidad mientras el autor va presentando las piezas sueltas como instantáneas de un puzle fotográfico en el que cada pieza termina encajando de forma precisa y sorprendente, dibujando una imagen final impactante, dura, que hace comprender las palabras de la protagonista en las que afirma la dificultad que le supuesto dar permiso al autor para adentrarse "en los horrores que durante mucho tiempo ha querido guardar para sí sola".
La novela se desarrolla en dos planos temporales que se van alternando y relacionando hasta su sorprendente e impactante final. El primer relato nos llega de la mano de la protagonista, con un diario que comienza en el año 1945 con la Alemina nazi a punto de ser derrotada. Erika tiene apenas doce años ha trabajado desde muy joven en la fábrica de cámaras Contax hasta que, junto a su madre y a doscientas personas más, es secuestrada por el ejército ruso que confisca la fábrica para instalarla en Kiev para conseguir construir una réplica de las Contax. Erika se sumergirá en un infierno del que iremos conociendo los escabrosos y duros detalles y en el que intentará sobrevivir al horror refugiándose en la fotografía.
El segundo relato nos lleva hasta el año 1961 donde encontramos a Erika en Berlín, trabajando como policía y fotógrafa y manteniendo una relación con el inspector más poderoso de Berlín Oeste. A sus 28 años ha conseguido reorientar su vida después de regresar del infierno ruso y encontrar en su abuela, su único familiar al que encuentra vivo, la ayuda idónea para superar la pesadilla sufrida. Pero su encuentro accidental con una fotografía va a sacudir su existencia, los antiguos horrores volverán a visitarla y tendrá que enfrentar los fantasmas de un pasado que había intentado enterrar.
Erika se traslada a Barcelona para investigar el asesinato de dos jóvenes alemanas, estudiantes de fotografía, a las que el asesino ha fotografíado después de matarlas de forma brutal y con una violencia extrema. El encargado de la investigación es Eusebio Casajoana, inspector de segunda de la Brigada Criminal que arrastra un pasado oscuro, escondido, en peligro de salir a la luz, y cuya revelación puede amenazar su carrera. Atrapar al asesino puede convertirse en la oportunidad de salvar el cuello.
En medio de una ciudad conmocionada por los crímenes y a la que le cuesta dejar atrás los efectos de la Guerra Civil Casajoana contará con la ayuda de un joven agente y de una Erika a la que los asesinatos de dos mujeres jóvenes le recuerdan demasiado los métodos de sus secuestradores, los momentos terribles que vivió en su adolescencia.
Y estos son los ingredientes con los que el autor ha confeccionado un atractivo y apetitoso menú literario preparado para ser devorado de forma compulsiva por unos lectores que disfrutarán con la mezcla de un sugerente contexto histórico, la belleza y la magia de la fotografía, la potencia del perfil de una protagonista que no nos va a dejar indiferentes y la interesante trama policíaca que se desarrolla con un ritmo frenético y con unos giros y sorpresas que nos van a mantener en vilo hasta el final.
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