La mano que te da de comer de A. J. Rich (Maeva, 2017) es un thriller psicológico publicado en 17 países que cumple con las expectativas que esperamos de una novela de este género: una trama con giros y sorpresas, una atmósfera agobiante, un ritmo ágil, unos protagonistas complejos con sus debilidades, sombras y rincones oscuros por descubrir y, finalmente, una acertada culminación con su correspondiente sorpresa que completa una atractiva propuesta.
A.J. Rich es el seudónimo de las dos coautoras de esta novela:
Amy Hempel es autora de cuatro colecciones de relatos y vive en Nueva York. Su libro Collected Stories fue considerado por The New York Times como uno de los mejores libros del año 2006. Tiene numerosas distinciones, entre las que destacan una beca Guggenheim y el PEN/Malamud Award. Actualmente trabaja como profesora de escritura.
Jill Ciment es autora de varias obras de ficción y una autobiografía. Ha recibido el New York State Fellowships for the Arts, el premio Janet Heidinger Kafka y una beca Guggenheim. Actualmente trabaja como profesora en la Universidad de Florida.
Con La mano que te da de comer han conseguido, con todo merecimiento, elogiosas críticas:
- "Una novela electrizante y sofisticada que pone la carne de gallina" Vanity Fair
- "Un thriller inquietante repleto de giros argumentales" The New York Times
- "Irresistible" Vogue
- "De lectura obligada" Entertainment Weekly
- "Extremadamente interesante... es imposible dejar este thriller escalofriante" Kirkus
- "Tiene un ritmo vertiginoso, sin que por ello deje de prestar atención al aspecto psicológico de los personajes. El giro final es terrorífico e inesperado, y las últimas páginas vuelan en tus manos mientras acompañas a la protagonista en su propósito de entender quién es realmente digno de nuestra confianza" Bookpage
La protagonista y narrado de la novela es Morgan Prager. Su relato en primera persona hace que la narración sea más cercana y directa, y nos adentremos con más facilidad en las emociones y sentimientos de la protagonista, en sus recuerdos, sus traumas, sus dudas, sus miedos y su angustia.
Morgan tiene tres pasiones: la victimología sobre la que está preparando una tesis doctoral para el máster de psicología forense de la Facultad de Criminología; sus perros —Cloud, un adorable gran pirineo, Chester y George, dos pitbulls— y Bennett, su prometido de origen canadiense que conoció en Internet mientras investigaba para su tesis y con quien vive una tórrida historia de amor.
Los perros son la única fuente de conflicto entre Morgan y Bennett. Él no entendía su obsesión por rescatar a cualquier chucho callejero que se cruzara en su camino. La convivencia con los perros tampoco les ayudaba a entenderse, Bennett era un obeso del orden, Morgan se encontraba a gusto en medio del caos y el desorden.
Un día, al volver a casa, encuentra el cuerpo de Bennett destrozado y a sus perros cubiertos de sangre. Todo apunta a que han sido los animales los que han matado pero Morgan se resiste a creerlo. Cuando intente contactar con los padres de Bennett para darles la triste noticia descubrirá lo poco que le conocía e irá abriendo la puerta a una inquietante realidad que dará un vuelvo a todo lo que creía saber sobre su pareja.
Morgan se irá sumergiendo en una pesadilla que romperá todos sus esquemas, le hará replantearse todo lo que creía conocer y pondrá en riesgo su vida. Una pesadilla que la enfrentará también a los fantasmas de su tortuoso pasado.
Una trama inteligente que se desarrolla de forma ágil, presentando los correspondientes giros en los momentos adecuados para mantener el suspense y la intriga hasta el final. Una novela que nos advierte también sobre las peligrosas consecuencias de entablar relaciones con personas que desconocemos, una inquietante realidad cada vez más habitual con las redes sociales.
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