Falcó (Alfaguara, 2016) es una novela valiente, directa, en la que Arturo Pérez-Reverte destapa toda su esencia para ofrecernos un personaje complejo, inclasificable, protagonista de una historia de violencia, tramas de poder, suspense, lealtad y pasión. Un personaje con un mundo propio en el que los bandos estaba perfectamente definidos: «de una parte él, y de la otra todos los demás.»
Una lectura adictiva que entretiene, nos invita a reflexionar y nos ofrece una visión de la Guerra Civil Española sin los tópicos de lo políticamente correcto a los que estamos acostumbrados.
Arturo Pérez-Reverte nació en Cartagena, España, en 1951. Fue reportero de guerra durante veintiún años. Con más de veinte millones de lectores en todo el mundo, muchas de sus novelas han sido llevadas al cine y a la televisión. Hoy comparte su vida entre la literatura, el mar y la navegación. Es miembro de la Real Academia Española.
Después de enganchar a millones de lectores con la figura de Alatriste, nos ofrece ahora otro personaje potente, Lorenzo Falcó, de atractivo perfil, con múltiples matices que lo convierten en notable protagonista de una novela que da comienzo a lo que seguro va a resultar una prometedora serie.
Falcó nos sitúa en la Europa turbulenta de los años treinta y cuarenta del siglo XX es el escenario de las andanzas de Lorenzo Falcó, de 36 años, ex contrabandista de armas, espía sin escrúpulos, agente de los servicios de inteligencia. Durante el otoño de 1936, a apenas cuatro meses del comienzo de la Guerra Civil, encontramos a Falcó prestando sus servicios en el Grupo Lucero, un reducido equipo de élite del SNIO (Servicio Nacional de Información y Operaciones) especializado en infiltración, sabotaje y asesinatos de elementos enemigos, tanto en zona republicana como en el extranjero.
Poco a poco iremos descubriendo más datos sobre la vida de Falcó, sus orígenes de buena familia, su juventud poco ejemplar, su carrera militar truncada al ser expulsado con deshonor de la Academia Naval de Marín, su relación con el Almirante, el peculiar jefe del SNIO que había conseguido para Falcó una graduación provisional de teniente de Navío. En definitiva descubriremos los detalles de una vida vagabunda y aventurera que habían fraguado su carácter, su densa biografía que le había llevado por diversos lugares de América, Europa y, por supuesto, España. Recorriendo el mundo en trenes nocturnos "por fronteras cruzadas bajo la nieve o la lluvia, hoteles internacionales, calles oscuras e inquietantes". Con la muerte siempre esperándole a la vuelta de la esquina para Falcó la vida es "un territorio fascinante. un coto de caza mayor cuyo derecho a transitarlo estaba reservado a unos pocos audaces; a los dispuestos a correr el riesgo y pagar el precio, cuando tocara, sin rechistar".
Con esta filosofía de vida no tiene problemas en embarcarse en empresas en las que puede enfrentarse a la prisión, la tortura y la muerte, como será el caso de la aventura que protagonizará en esta novela. En una Salamanca donde el cuartel general franquista era "un hormigueo de agentes y servicios nacionales y extranjeros; un nido de víboras de espionaje y contraespionaje ", Falcó recibe el encargo de una misión suicida en bando enemigo, una misión que podría cambiar el curso de la historia de España. Acostumbrado a trabajar a su aire, Falcó se sentirá incómodo al tener que colaborar con falangistas y alemanes, y con una compañeros de aventuras, los hermanos Montero y Eva Rengel, que demostrarán una premisa defendida por Falcó, "cómo la vida cambia las cosas. Las alianzas, los afectos y los odios".
Con el ritmo ágil y directo habitual en las novelas de aventuras del autor iremos siguiendo a los protagonistas en una trama trepidante en la que la que iremos conociendo en plena acción al Falcó observador, mujeriego, sarcástico, culto, zalamero, vicioso, embaucador, atrevido y seductor. Un Falcó que se declara "simpatizante de varias causas, principalmente la suya". En su misión descubriremos también a Eva Rangel, el equilibrio femenino perfecto a la personalidad arrolladora de Falcó, otro carácter duro y dominante a la altura del protagonista.
También conoceremos a toda una serie de cobardes, patriotas de ocasión y traidores que encarnan una España que se presenta dividida en dos barbaries paralelas que Falcó describe con precisión de cirujano, dando voz a su creador, en lo que supone un cuadro realista y demoledor de lo que fue la guerra civil y lo que son los males que siguen marcando el destino de nuestro país. Por un lado, el bando nacional, estableciendo "una planificada represión bajo mando único, un exterminio sistemático de cuanto oliese a democracia, libertad y ateísmo, con la idea de una nación unida, religiosa y fuerte por encima de todo". Por parte de la República, "un disparate de improvisación, oportunismo y demagogia, con las cárceles abiertas el 18 de julio arrojando chusma a las calles, y el pueblo armado, soberano en el caos, ajustando cuentas; un odio homicida no sólo hacia el ejército de Franco, sino también hacia los miembros de su propio bando, partidos y facciones enfrentadas entre sí. Incapaces de coordinar un esfuerzo común. Fuera del control de unos gobernantes y políticos ajenos a la realidad, divididos, impotentes e incapaces".
Falcó tenía claro el resultado de la guerra: "ganarían los fachistas. carecían de escrúpulos democráticos, eran los más criminalmente disciplinados y los más fuertes. Y él esperaba seguir vivo para comprobarlo". Lo que no parece tan claro es el resultado de la misión encomendada, para saberlo, tendrás que leer una novela que no te va a defraudar.
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