Enrique Santamaría estudió Historia en la Universidad del País vasco y en la Universidad Complutense de Madrid, donde se especializó en Historia económica. Su actividad profesional le ha llevado por ámbitos como el financiero o el industrial, pero nunca ha dejado de lado su pasión por el mundo clásico, con especial interés en el periodo final de la República Romana y el inicio del imperio, colaborando en el estudio y la divulgación histórica en diferentes medios.
Fruto de su pasión y de su experiencia profesional, nos llega este debut que supone todo un acierto, una novela que nos acerca a un período histórico apasionante y nos aporta luz sobre la figura de Tiberio, cuyo perfil ha quedado enterrado bajo los relatos morbosos de perversiones sexuales. Pero esta novela nos ofrece las claves para comprender un mandato que comenzó en una situación precaria, obligado a tomar medidas desesperadas a nivel financiero para dar aire a un imperio en bancarrota.
Tiberio se ganó muchos enemigos, por una parte la oposición de las grandes familias de la época republicana a las que fue excluyendo y frustrando sus ambiciones de poder y dinero. Por otra, la de los más necesitados, las principales víctimas de las medidas tomadas, esclavos liberados por sus amos sin recursos y echados a la calle, extranjeros llegadosa Roma en busca de oportunidades, ancianos, enfermos y niños abandonados por sus padres. Un cuadro de miseria y horror, que estalló como una bomba de relojería con una revuelta contra las políticas del emperador.
Y así será como encontraremos al protagonista de la novela, el buscavidas Publio Vitelio Longo, que atraviesa la ciudad de Roma en lo que espera que sea un gran negocio y se encontrará en el corazón mismo del motín. Longo es un peculiar personaje, esclavo liberado de un senador, que pasó de los tiempos de bienestar cuando su amo estaba estrechamente vinculado a Tiberio y a su mano derecha, Sejano a, después del ajusticiamiento de éste, buscarse la vida de forma ilegal, con su amo fallecido y la familia a la que servía destruida.
Pero Longo es un hombre de recursos, tiene una mente capaz de “pensar con una rapidez y una claridad asombrosas. Esto le ha permitido llegar vivo hasta el día de hoy”. Capacidad que tendrá que poner a pleno rendimiento en una situación desesperada, caótica, en la que le acompañaremos por una Roma muy alejada de los palacios señoriales que normalmente son escenario de este tipo de relatos, y nos lleva por una ciudad en la que abundan matones, mafias, mendigos y extranjeros, una multitud de indignados que toman las calles para enfrentarse al emperador. Al mismo tiempo, Longo se sumergirá en sus recuerdos, rememorando paso a paso cómo había llegado a esta terrible situación.
De esta forma la ciudad de Roma no es solo el escenario de la novela, sino que se convierte también en protagonista de una trama narrada con un ritmo muy ágil, plagada de aventuras, intrigas y acción, y que nos acerca a un período complejo, de medidas impopulistas y radicales tomadas por un emperador que consiguió “la consolidación definitiva de la monarquía en Roma y la transformación de un sistema de gobierno basado en la supremacía de una ciudad-estado oligárquica sobre un amplio conjunto de territorios sometidos a un verdadero imperio administrativamente unificado y multicultural”. Sobre si las medidas tomadas en aquel momento sirven también para la situación actual eso ya dejaremos que lo debatan quiénes saben de este tema, incluso también los economistas…
Y solo queda aceptar la invitación del protagonista y narrador que busca la complicidad del lector hasta la última página y que nos mostrará cómo “todo gira, y cada acción que realizamos tiene sus consecuencias, normalmente muy diferentes de las previstas”. Esta novela es un claro ejemplo…
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