Sergi Doria es periodista y doctor en ciencias de la comunicación por la Universitat Autònoma de Barcelona con la tesis La voluntat cosmopolita (1999), además de profesor de teoría e historia del periodismo en la Universitat Internacional de Catalunya y en la Universitat Ramon Llull. Entre 1985 y 1991 fue director de la Guía del ocio, cronista cultural en El País, El Periódico y Avui, y en la actualidad escribe en el suplemento cultural del diario ABC, Revista de Libros y Turia. Es autor de un libro-reportaje sobre la historia de los barrios de Barcelona —La Guineueta (1995)— y en el año 2004 publicó Imatges 1930. Barcelonins i moderns, un conjunto de historias sobre la vida cotidiana en la Ciudad Condal tras la exposición universal de 1929. Asimismo, es coeditor junto a Sergio Vila-Sanjuán de Paseos por la Barcelona literaria (2005).
La idea de escribir esta novela le surgió mientras investigaba sobre la prensa gráfica española de los años veinte y se topó con la figura de Antonio Llucià, un personaje que estafó a banqueros y grandes fortunas, recorrió medio mundo bajo diferentes identidades, entre ellas la del rey Alfonso XIII, era un maestro del disfraz, superdotado, hablaba cinco idiomas, tuvo siete esposas a las que desplumó y abandonó, y fue calificado por la prensa de la época como «El campeón de la estafa» revista Nuevo Mundo ); «El maestro de los falsificadores» (The New York Times); «El rey de los ladrones » (Le Figaro); «El nuevo Fantomas» (ABC); «Un estafador de altos vuelos» (El Heraldo de Madrid).
El autor relata la vida de Llucià a través de los ojos de Ángel de Lajusticia, escritor y reportero de la CNT, encarcelado en la Modelo de Barcelona en enero de 1919 donde coincidirá con el timador, arrestado después de una espectacular fuga de la cárcel de Avilés en la que se había llevado consigo a todos los reclusos. La policía seguía su rastro intentando averiguar su verdadera identidad, que había escondido bajo nombres como Antonio Villamil, Tomás Portolés y más de una decena que había usado en diferentes países. El sujeto había recorrido varios países cometiendo todo tipo de fechorías y esperaba encontrar a algún periodista al que contarle su vida. La oportunidad le llega en la Modelo cuando se encuentre con Lajusticia, que se convertirá en su confidente y en la persona que ponga por escrito la vida de un personaje que parece fruto de una fértil imaginación.
No digas que me conoces es un acertada investigación sobre un personaje escurridizo, al que el autor le ha seguido la pista, mostrando sus estafas, sus víctimas, su increíble ingenio enfocado al delito. Un relato que le sirve también a Sergio Doria para retratar una época clave de la ciudad y del país. Antonio Llucià fue un personaje cuyas andanzas y fechorías el autor rescata en una novela trepidante, con constantes episodios y aventuras que lo convierten en un thriller frenético y que desvelan un personaje que parece de película, pero que existió realmente y encajó a la perfección en un contexto social y político caótico y convulso que la novela retrata con gran realismo. Un pícaro que incluso llegó a permitirse un lujo póstumo: “sembrar la duda de si su muerte era auténtica o, tal vez, la más memorable de sus actuaciones…”
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