Medusa (Ediciones B, 2014) es la última novela del escritor canario Alberto Vázquez-Figueroa, en la que vuelve a la carga con su estilo crítico y revolucionario para denunciar los abusos de las grandes multinacionales y los peligros de una tecnología de la que somos esclavos, y es que “las máquinas deben estar al servicio de los hombres, no los hombres al servicio de unas máquinas que están al servicio de otros hombres”.
El protagonista vive junto a su mujer en un lugar apartado del mundanal ruido pero, mientras que él disfruta de la soledad, la quietud y el silencio, a ella lo que le apasiona son las playas abarrotadas, las noches ruidosas, el alcohol, el baile y el gentío, por eso en verano se separaban, yéndose ella a disfrutar de la playa y quedándose él en su plácido hogar rodeado de naturaleza. Pero practicando senderismo, será víctima de una tormenta gigante que cambiará su vida para siempre.
Hasta ese momento su vida había sido plácida, trabajando como traductor, oficio que había heredado de sus padres y que amaba, aunque su sueño era escribir un libro, algo que hasta el momento se le resistía. Políglota y de origen cosmopolita, poco a poco se había ido convirtiendo en un ermitaño encerrado en su despacho, rodeado de libros.
Pero la tormenta sacudirá la vida del protagonista y de la cercana ciudad donde vive, cuyos habitantes se sumergen en el caos el dejar de funcionar todos los aparatos tecnológicos y quedarse sin internet. Comenzará así una increíble peripecia en la que el traductor tendrá que salir de su madriguera y convertirse en la pieza clave que puede cambiar el destino del mundo.
Poco más se puede contar de una trama en la que el autor realiza una dura crítica de la situación actual en un mundo de corrupción, abusos e injusticias, que en la novela se califica de forma acertada y original como una “Ciclogénesis de inmoralidad” en la que “el enorme barco en que todos navegaban comenzaba a hundirse, no a causa de un temporal, sino porque el capitán y sus oficiales se habían dedicado a abrirle vías de agua a sabiendas de que eran los únicos que tenían acceso a unos botes salvavidas con los que arribarían a una isla paradisíaca desde la que observarían tranquilamente cómo sus pasajeros se ahogaban”.
El autor combina con acierto la crítica con la ironía para mostrar los peligros y posibilidades de lo que se donomina como El Siglo de la Tecnología en el que nuestro destino está en mano de unas impalpables ondas que se convierte en armas en manos de los poderes que las controlan. En resumen, Alberto Vázquez-Figueroa en estado puro, en plenitud de energía…
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