Leí la triste noticia sobre la muerte de Sussman en este reportaje publicado en El País, y su autor realizaba una reseña sobre el escritor que creo que define perfectamente lo que podemos encontrar en sus libros y, concretamente, en esta novela: “Paul Sussman no era Faulkner, es cierto, ni falta que le hacía: lo suyo era el thriller arqueológico con aspiraciones (logradas) de best-seller. El género lo bordaba: excavaciones secretas, descubrimientos misteriosos, aventuras trepidantes, buenos y malos enfrentados a tiros por objetos y saberes de la antigüedad que de salir a la luz cambiarían la Historia conocida… Aventuras muy Indiana Jones, vamos. Alguien lo describió como la respuesta del lector inteligente a El Código Da Vinci".
En El laberinto de Osiris, Sussman borda otra vez el género con una historia en la que el inspector Arieh Ben Roi, de la policía de Jerusalén y el inspector Yusuf Ezz el-Din jalifa, de la policía de Luxor, volverán a encontrarse en una investigación que les situará en una encrucijada moral que les llevará hasta límites impredecibles.
Ben Roi tendrá que investigar el brutal asesinato de una periodista cuyo cuerpo aparece en la catedral armenia de Jerusalén. El inspector vive una situación contradictoria a nivel personal, ya que ha cortado con Sarah, su pareja, al no poder soportar la tensión provocada por los conflictos entre la dedicación a su trabajo y su relación, pero antes de separarse, ella se ha quedado embarazada.
La problemática de Ben Roi no era diferente a las de sus compañeros, ya que todos experimentaban dificultades para mantener el equilibrio entre su trabajo y su relación “especialmente en un lugar tan conflictivo como Jerusalén y, concretamente, la Ciudad Vieja donde fe e ira, Dios y Demonio, delito y oración estaban tan entrelazados que era casi imposible separarlos”.
Desconcertado por la situación que está viviendo, se sumerge en un complejo caso en el que irán apareciendo cada vez más piezas sueltas difíciles de encajar y que le llevará finalmente a solicitar la ayuda de su amigo Jalifa, el hombre que en el pasado le ayudó a salir del pozo en el que se sumergió su vida cuando murió la mujer con la que estaba comprometido.
Yusuf Jalifa se encuentra en ese momento investigando el envenenamiento de unos pozos de agua en el desierto egipcio que podría estar relacionado con el acoso a comunidades cristianas. Yusuf tampoco está en su mejor momento personal, ha sufrido un trauma familiar que intenta superar y observa con preocupación cómo los cambios de su país le están afectando a él mismo de forma negativa, hasta el punto de no reconocerse en muchas de sus reacciones.
Los dos policías unirán esfuerzos en una trama que se volverá cada vez más complicada y en la que aparecerán las actividades de un grupo de terroristas cibernéticos, una red de tráfico de mujeres y la actuación de poderosas multinacionales envueltas en negocios sucios, explotación, robos, fraude y asesinatos. Como telón de fondo, la reconstrucción de El Valle de los Reyes en Luxor y un enigma arqueológico que completarán las piezas sueltas de un puzle que los protagonistas tendrán que encajar para resolver el caso.
El laberinto de Osiris cierra con éxito una brillante carrera literaria que tristemente no podrá continuar por la prematura muerte del escritor. Sirva esta reseña como recuerdo y homenaje a Paul Sussman.
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