Esta novela es la primera incursión del autor en el género de la ficción, lo que le ha permitido una libertad de movimientos para dejarse llevar por la imaginación y “hacer una historia en la que puedas manejar los hilos y decidir quiénes son los buenos y quienes los malos”. En un encuentro en el periódico El Mundo el periodista afirmó que en La Trampa ha mezclado realidad y ficción, invitando al lector a reconocer a los personajes reales, tarea fácil porque “se parecen mucho a personas de carne y hueso”.
La novela adquiere aún más actualidad al publicarse días antes del Congreso del PSOE en el que dos candidatos pujan por liderar el partido. No es necesario hacer grandes esfuerzos para identificar a los dos políticos en las páginas de la novela.
El protagonista de la novela es Guillermo Salcedo, un periodista de 42 años de brillante carrera que vive una crisis tanto personal como profesional. Desde que se separó de su mujer, su vida ha ido en declive. Había pasado de ser “un tipo disciplinado, marido ejemplar y un periodista brillante” a vivir abatido, amodorrado, trasnochando, bebiendo, sin una motivación para seguir viviendo y sin encontrar una noticia digna de publicarse.
Guillermo decide cambiar de aires, partir de cero y pasar página, por lo que deja la capital y se traslada a la delegación del periódico en Valencia. La llamada de un enigmático personaje cambiará la situación de Guillermo al ponerle sobre la pista de una extraña muerte ocurrida en un lugar de la costa. La muerte de un hombre por un supuesto infarto sumergirá al protagonista en una compleja investigación que sacará a la luz “una trama compleja y peligrosa”, implicando a importantes autoridades políticas.
Ayudado por el periodista Roberto García, perro viejo, un “sabueso bien conectado con los bajos fondos y la policía. Se movía como un pez en las no siempre limpias aguas policiales”, Guillermo descubrirá sorprendentes revelaciones sobre el fallecido que le relacionará con intrigas políticas, servicios secretos, documentos comprometedores y episodios oscuros del pasado.
La Trampa está escrita con un ritmo ágil, en el que la acción tiene prioridad la acción por encima del estilo narrativo. No hay concesiones literarias ni florituras narrativas, Casimiro García-Abadillo nos ofrece un reportaje periodístico a ritmo de thriller, mientras seguimos la evolución de su protagonista, recobrando la ilusión gracias a su profesión, “cuando tienes una noticia, una gran noticia, eso se convierte en lo más importante del mundo. Te da igual lo que comas o cuánto duermas”.
Lo más interesante de la novela lo encontramos en las revelaciones sobre el mundo del periodismo, sus relaciones con políticos, servicios secretos y policía, mostrándonos el complejo mundo que se esconde detrás de una exclusiva periodística. En cuanto a las relaciones personales, destaca el comportamiento infantil del protagonista, que ilustra la situación de una sociedad en la que hay una falta de compromiso en las parejas y, como es el caso de la novela, se pueden tirar diez años de matrimonio por la borda simplemente porque “un buen día se dio cuenta de que no estaba enamorado”. La relación que comenzará después con otro de los personajes de la novela mostrará aún más la superficialidad de las relaciones, con unos adultos que se comportan como adolescentes, guiando sus vidas por impulsos pasionales.
La Trampa es también una reflexión sobre el poder de la prensa y los cambios que tiene que afrontar en la era de internet. Una novela sin grandes pretensiones ni revelaciones, pero que nos ofrecerá una lectura agradable.
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Reseña publicada en Mujer de Hoy.
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