El autor hace gala de exquisito cinismo, sentido del humor y escepticismo nada disimulado, Ya desde la presentación, al describirse como “barrendero, documentalista, profesor de filosofía y titiritero frustrado”.
La política ha sido para el autor una de sus grandes pasiones desde su juventud y, como suele ocurrir con las pasiones, ha sido también motivo de no pocos desengaños. En estos desengaños encontramos la explicación al tono escéptico y pesimista que preside la obra, aunque este tono es acompañado del humor provocado por “las bromas y anécdotas que la propia historia de las ideas nos ha dejado”.
El repaso histórico se presenta divido en cuatro partes, desde la democracia ateniense hasta la actualidad, y por el camino encontraremos a todos los personajes históricos protagonistas de la historia de la teoría política y de las ideas y planteamientos como Pericles, Cicerón, Maquiavelo, Sócrates, Kant, Marx, Platón, Tomás Moro, etc.
Comienza el recorrido retrocediendo hasta Atenas, denominada la cuna de la democracia, para descubrir las diferencias con nuestro sistema actual, pero también los tristes parecidos, como refleja esta acertada reflexión: “¿Es que no sabes, Solón, que las leyes son como las telas de araña, que apresan a los bichos pequeños, pero dejan escapar a los grandes?”
Conforme avanzamos a lo largo de la historia, vamos descubriendo los mismos males, independientemente de la época y el sistema de gobierno. Un discípulo de Sócrates nos hará comprobar que ya los antiguos estadistas conocían la técnica de distraer la atención de los ciudadanos, “con informaciones y debates espurios para que no se hable de los problemas realmente importantes”. También se devela cómo el transfuguismo no es un invento actual o asistiremos al método de “pan y circo” para tener satisfecho al pueblo.
El viaje histórico nos lleva por la Edad Media, el Renacimiento, el surgimiento de los primeros estados, la Revolución Francesa, las dos Guerras Mundiales hasta llegar a la actual “dictadura de los mercados”. En todos las épocas encontramos ejemplos de cumplimiento de la máxima de Maquiavelo: “El Estado no se rige por criterios morales o religiosos sino por la propia necesidad de perpetuarse” y comprobamos con tristeza cómo “la corrupción ha acompañado al ejercicio de la política desde tiempos inmemoriales, pues arraiga en la frágil condición humana”.
Política para bufones es un libro ameno y divertido, no exento de polémica, que refleja las miserias del ser humano desde la sátira ya que, como afirma el autor: “la sátira ha acompañado siempre al poder, así que anda mejor que recorrer su historia a través de las burlas de aquellos que con ingenio trataron de dejar a los déspotas en evidencia”.
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