Sé que volverás, de Mary Higgins Clark

Sé que volverás (ed. Grijalbo, 2012) es un nuevo thriller de la escritora Mary Higgins Clark, una historia que se lee de forma amena, con un ritmo ágil y una intriga que mantiene el interés hasta el final.

Las novelas de Higgins Clark no tienen grandes pretensiones, son lecturas que cumplen el objetivo de entretener, con una trama de intriga, giros que sorprenden al lector y un desfile de sospechosos hasta la resolución final.

En esta ocasión asistimos a la pesadilla de Zan Moreland, una interiorista con una vida trágica ya que perdió a sus padres en un accidente de coche cuando iban a recogerla al aeropuerto de Roma; se separó de su marido justo antes de saber que estaba embarazada y su hijo Matthew desapareció en un parque estando al cuidado de una niñera.

La fotografía de Matthew había aparecido en los periódicos de todo el país y circulaba por Internet, pero dos años después de su misteriosa desaparición no había ninguna pista sobre su paradero. Zan había gastado su dinero en detectives privados y videntes charlatanes, pero sin éxito. Aún así, después de dos años de angustia, seguía convencida de poder encontrarlo.

Cuando se aproxima la fecha del quinto cumpleaños de su hijo, las fuerzas de Zan comienzan a flaquear y justo en este momento salen a la luz nuevas fotos del momento en que le secuestraron. Zan mira desconcertada las imágenes en las que aparece una mujer idéntica a ella llevándose a su hijo. Todas las miradas se vuelven contra ella, mientras Zan comienza a dudar de su propia cordura.

Sé que volverás es una novela coral en la que, alrededor de Zan y su situación crítica, aparecerá varios personajes relacionados con la desaparición de Matthew, en un desfile de sospechosos que mantendrán el suspense hasta la última página.

Seguiremos la angustia del padre Aiden O’Brien, quien escucha la terrible revelación de una mujer bajo secreto de confesión: “Bendígame padre, porque he pecado. Confieso que soy cómplice de un delito y un asesinato que se llevará a cabo muy pronto”. La confusión de Ted, ex marido de Zan, que la culpa de la desaparición de su hijo por haberle dejado con una niñera demasiado joven. También conoceremos la situación de Tiffany, la niñera, con el suceso siempre en su memoria, o del detective Billy Collins, el policía encargado de investigar la desaparición, quien, durante los años transcurridos, siempre había mantenido el expediente sobre su escritorio. De apariencia mediocre y corriente, los detenidos se confiaban en los interrogatorios cometiendo un gran error porque el cerebro de Billy era “una trampa que retenía información en apariencia trivial e irrelevante en aquel momento, pero cuando las circunstancias cambiaban, él era capaz de recuperar datos de su banco de memoria en un abrir y cerrar de ojos”.

Además de estos personajes, aparecen otros también relacionados con Zan: amigos, ex compañeros de trabajo, etc, que completarán un cuadro de sospechosos en una intriga que se resolverá de forma convincente.

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