“Las marcas de Caín”, de Tom Knox (ed. Espasa, 2011) es un entretenido thriller que se adentra nuevamente en terrenos controvertidos sobre los orígenes de la raza humana, repitiendo la fórmula de su anterior novela “El secreto Génesis”.
Si tomamos la novela como un simple entretenimiento, estamos ante una historia que engancha, con un ritmo trepidante y una tensión que crece conforme avanza la novela. El autor mezcla de forma explosiva temas tan apasionantes como Inquisición, terroristas, crímenes, brujas, experimentos genéticos, una tribu maldita, nazis, leyendas, una sociedad secreta, genocidios silenciados y un enigmático lugar de África. Si profundizamos algo más en los temas que se presentan en la novela, encontraremos unas teorías muy imaginativas, pero descabelladas y ridículas sobre los orígenes del ser humano y los primeros capítulos del Génesis.
La novela comienza con dos historias con distintos protagonistas, cuyos caminos se terminarán cruzando hasta el desenlace final. En primer lugar, tenemos a Simon Quinn, un reportero de sucesos con un pasado familiar trágico que ha conseguido superar su adicción a la bebida y a las drogas y que ha rehecho su vida formando un hogar estable. Simon colabora con un policía que le proporciona información sobre buenas historias, “cotilleos sobre robos llamativos y chismes sobre homicidios inquietantes”. En esta ocasión, le pondrá tras la pista de una serie de brutales asesinatos que se están produciendo a lo largo de Gran Bretaña y que le sumergirán en una investigación que pondrá en peligro a su familia y que le llevará hasta el País Vasco francés.
Por otra parte tenemos a David Martínez, abogado especialista en medios de comunicación. Siendo muy joven perdió a su familia y solo le quedaba su abuelo que ahora se encontraba moribundo. Poco antes de morir, le hace una revelación sorprendente, “tengo que decirte algo… ¿alguna vez te has preguntado de dónde vienes? ¿quién eres en realidad?... he mentido.” Le entrega un antiguo mapa de carreteras del País Vasco con unas iglesias marcadas y le pide que vaya a Bilbao y se encuentre con un hombre.
David cree que son delirios de un moribundo, pero cuando su abuelo muere y hereda todo su patrimonio, que había mantenido oculto hasta ese momento, David decide viajar a Bilbao en lo que será un viaje iniciático que le hará descubrir revelaciones sorprendentes e inquietantes sobre su pasado y su familia. En Bilbao conocerá a Amy, una judía relacionada con el entorno de ETA con la que comenzará una apasionante aventura en la que serán perseguidos por un despiadado asesino de ETA. En la ambientación en el País Vasco la novela incluye afirmaciones indignantes sobre la situación de ETA, con frases de Amy que, a pesar de ser un personaje de ficción, no son refutadas por ningún otro personaje y ofrecen una imagen distorsionada de la situación en el País Vasco, situando a los terroristas en el mismo nivel que las Fuerzas de Seguridad del Estado. Cuando se encuentran en una situación de peligro, Amy le advierte a David que no pueden acudir a la policía, “¿Sabes que hay cinco cuerpos de Policía en el País Vasco? Todos ellos peligrosos. Algunos son asesinos que están de parte de España. Otros son infiltrados de ETA”.
Las revelaciones científicas que realizan los protagonistas de la novela nos situarían ante un universo descrito como una anarquía violenta y caprichosa, regido por “la única ley es la competencia; matar y luchar”. Según esto, el universo no tiene un propósito, una dirección, un camino hacia una forma elevada, algo que científicamente choca con los descubrimientos actuales sobre el “diseño inteligente”.
En resumen, un thriller con una trama que no se puede tomar en serio en cuanto a sus temas tratados, pero muy entretenida, que mantiene la tensión y la intriga hasta el final.
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