“Las congregadas del vaso”, de León Asuero (ed. Aladena, 2009), es un thriller histórico con una narradora muy original, la iglesia de las Ánimas de Sevilla.
Esta perspectiva nos advierte ya de que estamos ante una novela con toques novedosos y nos sitúa ante un ejercicio arriesgado. La historia es interesante y nos acerca a una trama de asesinatos de cuya instrucción tiene que encargarse la jueza Fátima Al Razir, un peculiar personaje de padre marroquí y madre argentina. Un asesino en serie está matando a mujeres siguiendo un misterioso ritual. Las víctimas tienen algo en común, son beatas que pertenecen a la Congregación de la Virgen del Vaso.
La narración de la investigación por parte de la jueza se alterna con el relato de las intrigas en torno a la Congregación. Don Custodio, sacerdote, historiador y Canónigo de la Catedral de Sevilla es el director espiritual de la Congregación, compuesta por unas mujeres con una misión, unir a toda la humanidad bajo una misma fe.
La imagen de la virgen, de origen desconocido, desapareció misteriosamente y durante siglos la han buscado de forma infructuosa. La Congregación se enfrentará a la Fraternidad, en una lucha por descubrir la ubicación de la imagen protagonizada por unos personajes en los que encontraremos todo tipo de intrigas, odios, amores y desamores. Juegarán una partida de ajedrez en la que se verán obligados a sacrificar piezas por el bien de la causa.
La historia está repleta de reflexiones espirituales con un sincretismo que resulta delirante. Si dejamos esto a un lado y no tomamos en serio las implicaciones religiosas que abundan en la novela, podemos disfrutar de una novela entretenida con la ciudad de Sevilla como protagonista, con un pasado lleno de claves que serán determinantes en la culminación de la historia.
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