La jueza Lola, con 47 años, vive una vida ordena y plena, disfruta de una existencia lograda que ella misma nos describe, “ocupo la presidencia de la Sala Penal de la Audiencia Nacional, un trabajo reputado que, además, me gusta. Tengo una pequeña colección de amistades, más o menos verdaderas; unos hijos estupendos, y una hipoteca a punto de saldarse. Y, sobre todo, tengo a Jaime. Sólo a Jaime. Nada de matrimonios fracasados ni divorcios celebrados. Un único amor, con pocos peros”. Pero un acontecimiento inesperado provocará que su vida personal y familiar se tambalee.
En medio de una situación angustiosa, recibirá una propuesta del presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña para moderar en Barcelona una mesa redonda sobre delito y globalización en unas jornadas de reflexión y unos talleres para estudiantes universitarios con ocasión del treinta aniversario de la Constitución española. Lola acudirá a Barcelona y, después de dar una conferencia de prensa, recibirá en el hotel un manuscrito en el que un hombre llamado Rodrigo relata una historia espeluznante.
El narrador de la historia, que se hace llamar Rodrigo, narra las circunstancias que le llevaron a decidir realizar un experimento que considera crucial para la psiquiatría moderna: “¿puede alguien cuerdo matar a otro ser humano como un acto deliberado, consciente y voluntario, sin ningún motivo y seguir siendo cuerdo?” Para culminar con éxito su propósito necesitaba a alguien “capaz de desbrozar la frondosa complejidad de la mente humana. Alguien que hubiera tratado con mentes criminales, tantas que su experiencia le permitiera contestar a mi pregunta”, por lo que acude a la consulta en Nueva York de un psiquiatra, a quién llama Ernest Wilson, con amplia experiencia en el campo de los asesinos múltiples.
El experimento tiene una serie de condiciones que describe con detalle y que le han llevado a cometer 5 crímenes, encontrándose ahora a punto de asesinar a su sexta víctima y culminar así su misión. Una vez cumplida, está convencido de que “todos los libros de texto mencionarían su nombre, las más prestigiosas universidades del mundo estudiarían su hazaña, abrirían páginas y páginas en la red para contar su hazaña, su seudónimo sería protagonista en los blogs, escribirían novelas sobre su vida, rodarían una película… viviría feliz”.
Lola se sentirá fascinada por lo relatado en el manuscrito y tendrá que averiguar qué hay de realidad y qué de mentira en su contenido. El relato aporta datos vagos e imprecisos que tendrá que investigar para seguir la pista de los crímenes que, supuestamente, Rodrigo ha cometido a lo largo de medio mundo. Se adentrará en una pesadilla, en la que contará con la ayuda de su marido y de su amigo Juan Iturri, inspector de la Interpol. La persona que ha enviado el manuscrito realiza también un grito de socorro, ya que teme ser la siguiente víctima. La jueza se obsesionará con el caso, que se mezclará con su delicada situación personal, llevándola hasta el límite y provocando una transformación radical de su carácter.
La novela se adentra en terrenos delicados e inquietantes sobre la naturaleza humana, intentado responder a la pregunta de si existe la maldad absoluta, y mostrándonos el mal como “un virus que, una vez inoculado, contamina inexorablemente al organismo receptor”. También se tratan asuntos fascinantes como el libre albedrío, las consecuencias de las acciones, los límites del secreto profesional e incluso el aborto, con la pregunta de si el feto es un ser humano o un “conjunto de células”.
Lola vuelve a destacar por su carácter idealista, “tozuda como una mula”, a la que seguían sacándola de quicio “las injusticias, los desafueros de los prepotentes y las iniquidades de los poderosos”. Sabe que no ganará la batalla, pero en ocasiones, “logro resarcir a los pobres, restituir a los que sufren ultrajes, y encarcelar a los que se creen inmunes porque tienen a medio país a sueldo”. Volverá a dar muestras de su sexto sentido para oler las mentiras, las dobleces y cosas ocultas que se presentan en el caso. También asistiremos a sus esfuerzos por mantener la fidelidad y la comunicación en su matrimonio.
“El último paciente del doctor Wilson” nos ofrece una intriga apasionante, con pistas que se presentan de forma ingeniosa y se resuelven convincentemente. Además, nos invita a reflexionar sobre temas trascendentales que nos afectan directamente, como podremos comprobar al final de la novela…
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6 comentarios:
Excelente novela, totalmente adictiva por esa intriga que se mantiene hasta el final. Unos personajes muy bien construidos en los que afloran un mundo de emociones que consiguen transmitir al lector y además un tema de base muy controvertido "matar por matar". Es el primer libro que me leo de esta saga, pero ya tengo para iniciar "Los crímenes del número primo", ¿por algo será?...
Muy interesante su blog. También pertenezco a esa especia: mamífera devoradora de libros. Seguiré su recomendación y mi próximo libro será "El último paciente del doctor Wilson". Un saludo argentino.
Hola Mary
¡Bienvenida! Ya nos contarás qué te parece el libro...
Un saludo
Hola. Acabo de leerme el libro de "El último paciente del Dr. Wilson"; y no me queda claro quién es el asesino ¡¡¡. He releído algunas partes, pero sigo sin ver el "quid" de la cuestión. Me podéis ayudar???
Gracias.
Yo aún no lo consigo!!! Quiero leerlo!!!
Anónimo,
Imagino que eres Isabel, te he contestado en un email. Ya me dirás si estás de acuerdo con la solución que propongo.
Mary, ¿todavía no lo has podido conseguir? No es por ponerte los dientes largos, pero el libro realmente vale la pena...
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