Manuel Cerdán afirma que la novela “está basada en hechos reales, se podría decir que su contenido se mueve entre la ficción y la realidad”, fruto de sus investigaciones periodísticas sobre el CESID y la guerra sucia de los GAL realizadas a mediados de los años noventa.También comenta cómo dos acontecimientos reales inspiraron la novela. Uno fue el secuestro de unos mendigos por agentes del CNI, para experimentar un anestésico que más tarde iba a ser utilizado para secuestrar en Francia a dirigentes de ETA; el otro, la elaboración al inicio de la Transición de un dossier secreto que, internamente en el CESID, se conocía como informe Jano.
La historia de la novela comienza el día 12 de septiembre de 1983, en la plaza del Dos de Mayo de Madrid, donde una docena de espías del CESID llevan a cabo un plan secreto, bajo el mando del comandante Jacinto Milans, jefe de la Agrupación de Operaciones Especiales, en colaboración con la CIA. Todo estaba planeado y calculado, “pero el azar les reservaba una jugarreta de imprevisibles consecuencias. De esas que dejan huella para toda la vida”. Secuestran a un mendigo drogadicto para inocularle una sustancia experimental, pero se equivocan de dosis y muere. Todos los participantes realizan un compromiso de silencio para ocultar el trágico suceso.
Casi 12 años después, su madre recibe una carta en la que le comentan que su hijo ha sido asesinado por los servicios secretos españoles. Ella siempre había creído que se había ido a Tailandia donde había ingresado en un templo budista y se había desintoxicado. Desde el 12 de septiembre de 1983, día en el que desapareció, no le había vuelvo a ver, sólo había recibido postales desde Tailandia.
El remitente de la carta, alguien que quiere aliviar su conciencia, le advierte que su vida corre peligro y que no acuda a jueces ni a policía. Pero ella acude a un conocido periódico y le comenta su caso a Juan Montalbán, redactor jefe de la sección de sucesos, “un veterano sabueso del periodismo de vísceras y cromosomas”.
Juan se da cuenta de que se enfrenta al caso de su vida, ya estaba harto crímenes pasionales y de bandas de delincuentes de medio pelo, mientras sus dos compañeros, los expertos en periodismo de investigación, se llevaban todos los laureles mientras él trabajaba doce horas al día. La revelación resulta ser una bomba de relojería que amenaza con hacer estallar las más altas instituciones del estado a la vez que pondrá en peligro la vida de todos los implicados, incluido, por supuesto, el periodista. En la investigación contará con la ayuda del comisario Enrique Herrera, un hombre entregado a las causas justas con el que le unía una estrecha amistad. También contará con la colaboración de un enigmático confidente, “El Ronco”, quien desde el anonimato le ofrece las piezas que le faltan para completar el puzzle.
Las pistas se remontarán a los años setenta, cuando Juan era un periodista novato y tienen que ver con la existencia de un enigmático y controvertido informe, realizado durante la transición española, un proceso que, según lo que se relata en el libro, pudo no ser tan modélico como nos han contado.
Estos son los ingredientes de un apasionante thriller que aporta una gran cantidad de datos y episodios inquietantes sobre el pasado reciente de nuestro país. Unos servicios secretos convertidos en “un Estado dentro del Estado” participando en los episodios claves de la transición y de la democracia española, como el atentado de Carrero Blanco, la elección de Adolfo Suárez, los GAL, negociaciones con ETA, escuchas ilegales, caso Mario Conde, etc. La figura del dios Jano, ilustra a la perfección la realidad que se refleja, representado con dos rostros opuestos, “uno mirando hacia delante, otro hacia atrás”.
¿Qué hay de realidad y qué de ficción en el libro? El autor afirma que “cualquier parecido de sus protagonistas con personajes de la vida real es pura coincidencia”, pero también nos advierte que “si cree identificar a alguno… déjese llevar por su intuición”…
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