Comienza el libro con la relación entre la guerra y la cultura. Se señala cómo a lo largo de la historia, , en medio de las batallas, ha permanecido intacto el interés por el arte y la cultura. La Segunda Guerra Mundial no fue una excepción, “ya fuera para proteger las propias obras de arte, apropiarse de las del enemigo o recuperar las anteriormente confiscadas por este, durante la contienda, ambos bandos dedicaron esfuerzos y recursos a estas labores, en algunas ocasiones por encima de otras prioridades”. Se relatan así anécdotas curiosas como la fuerte atracción de Hitler por el busto de Nefertiti, el engaño de los franceses a los alemanes colocando una Venus de Milo falsa en el Museo del Louvre, la afición por la pintura de Churchill o cómo la guerra supuso un empuje para el teatro en Estados Unidos.
Los animales se convierten en protagonistas del siguiente capítulo, “ya fuera padeciendo sus trágicas consecuencias, ayudando a los combatientes de ambos bandos o, incluso, convirtiéndose en auténticos héroes”. Conoceremos al gato “Nelson”, siempre al lado de Churchill, y descubriremos cómo, según el político, contribuyó “al esfuerzo de guerra y al ahorro de combustible”. Nos emocionaremos con historias como la de “Sandy”, un perro que siguió durante 200 km. a los Soldados de su compañía que habían sido capturados o la de “Chip”, condecorado con diferentes medallas y cruces por sus actos de heroísmo contra el ejército italiano. Además de los perros, otros animales también se convirtieron en héroes como “Mary”, una paloma mensajera que tuvo que sortear la amenaza de los halcones nazis y que también fue condecorada. Las anécdotas se multiplican, con gallinas paracaidistas, osos transportando material o “Charlie”, el supuesto loro de Churchill que aprendió a insultar a Hitler y a los nazis.
Los siguientes capítulos nos relatan episodios de la guerra desarrollados en las batallas aéreas, navales y terrestres. Descubriremos historias apasionante como una novela escrita en 1925 que pudo influir en el ataque a Pearl Harbor, planes descabellados, como el de provocar una erupción en un volcán situado en Nueva Guinea para destruir una base japonesa, un increíble duelo psicológico entre un piloto americano y un italiano, la existencia de un segundo “monstruo”, esta vez de hierro, sumergido en las aguas del lago Ness, la corta pero intensa vida del acorazado “Prince of Wales”, la popularidad del Jeep, la red de autopistas de Hitler, etc.
El frente de batalla también se convierte en protagonista de un capítulo, apareciendo como “un paraje marcado a fuego por la muerte y la destrucción”, pero también un lugar en el que encontramos situaciones cómicas, curiosas o increíbles, que contrastan con el horror que estaban viviendo. Las andanzas del “otro Rommel”, curiosas supersticiones entre soldados y generales, cómo una oración pudo ser clave para la victoria de Patton en la batalla de las Árdenas o la primera ceremonia que se realizó en la isla de Iwo Jima antes de la famosa fotografía de la bandera, son algunas de las anécdotas que nos desvela esta parte del libro.
Los siguientes capítulos nos mostrarán cómo la alimentación fue crucial, no sólo en la supervivencia, sino en la moral de los combatientes. Conoceremos la dieta de los soldados que, en caso de escasez, podía ser complementada con lombrices y saltamontes. Descubriremos cómo la Coca-Cola se convirtió en la bebida estrella de los soldados americanos y viviremos el surgimiento de la Fanta, bajo el régimen nazi. Seguiremos con episodios relacionados con la sanidad, primeros auxilios, la enfermedad del “pie de trinchera”, la defensa a ultranza que Churchill realizó de la siesta española, los peligrosos estimulantes de anfetaminas utilizados por los soldados alemanes hasta llegar a un capítulo final que tendrá al cine como protagonista, con las películas y actrices preferidas de Hitler, anécdotas de actores como Peter Ustinov, Peter Falk, Charles Bronson, Humphrey Bogart, Mel Brooks, Bob Hope y, finalmente, el fascinante relato de la película “El Gran Dictador” de Charles Chaplin.
El libro nos desvelará también que la guerra dio origen, entre otros, al mito de que la zanahoria favorece la vista, al uso de las bolsas de vómito en los aviones, o a los spaghetti a la carbonara. Finaliza el libro con una sorprendente revelación. El 20 de julio de 1940, un oficial alemán decidió cambiar de sitio unos centímetros un maletín. Este gesto en apariencia insignificante salvó la vida de Hitler. En caso de haber muerto, el desarrollo de la guerra podría haber sido completamente diferente.
Este suceso debe hacernos reflexionar sobre cómo episodios que parecen triviales pudieron convertirse en cruciales en el resultado final de la contienda, “nada sería igual si tan solo uno de los cambios de aguja por los que entonces circuló el tren de la historia se hubiera encontrado entonces en una posición diferente”.
Puedes comprar el libro aquí: Popular Libros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario