"Hijo de dioses"

Año 30 a.C. Después de perder la batalla de Actium, Cleopatra, la última reina de Egipto, intentó salvar la vida de Cesarión, hijo de Julio César, enviándole a la India. Rhodon, tutor del joven, le convenció para regresar a Alejandría e intentar pactar con los romanos. Octavio le mandó ejecutar con la justificación: “Dos césares son demasiados césares”. De esta manera eliminó a la única persona del mundo que, además de él, podría reclamar como propio el legado de Julio César.

Pero esto es lo que la historia nos ha contado, la realidad pudo ser muy diferente…

“Hijo de dioses”, de Jordi Solé (ed. Pámies, 2010) es una novela histórica repleta de aventuras que nos ofrece una versión alternativa sobre el destino de Cesarión, hijo de Julio César y Cleopatra.

A pesar de la derrota, Cleopatra aparece en la primera parte del libro en todo su esplendor, “impulsiva, caprichosa y excesiva, pero también constante, espontánea y apasionada”. Mientras espera la llegada del vencedor Octavio, sabe que éste no tendrá piedad de su hijo mayor Cesarión, ya que el mismo Marco Antonio lo había declarado públicamente hijo y heredero legítimo de Roma. Cleopatra trama un ingenioso plan para lo que solicita la ayuda de Tito Pullo, un veterano legionario que había servido durante treinta años en la Décima Legión, la favorita de Julio César. Había participado en todos los grandes batallas junto a César y era toda una leyenda entre la tropa, “El Muro de Piedra”.

El plan de Cleopatra era que Rhodon, tutor de su joven hijo, encabezará una expedición con un cebo, mientras que Pullo y Cesarión huían en secreto. En principio, el plan es un éxito pero un grave error del tutor desvelará el engaño y hará que Octavio descubra que Cesarión sigue siendo un cabo suelto.

Pullo y Cesarión emprenderán la huida, con una relación tensa en principio, ya que el joven es caprichoso y no acepta su nuevo rol. Poco a poco irá madurando a la sombra del legionario, reconociendo que le necesita para sobrevivir.

El hombre de confianza de Octavio contrata a Scilla, un asesino implacable, para que salga en persecución de los dos fugados. Scilla es un personaje siniestro, sin escrúpulos y despiadado, cuya identidad es todo un misterio y no se desvelará hasta el final del libro. En la persecución dejará un reguero de sangre, con un único objetivo, asesinar a los dos fugitivos ya que “nunca había dejado un encargo sin cumplir y no quería que este fuera el primero”.

El legionario decide refugiarse en el imperio de los partos, cuyo rey odia a los romanos. De forma providencial, consiguen formar parte de una caravana que se dirige a Damasco, atravesando el desierto. Su líder, Obodas, conocía el desierto como la palma de la mano y era una leyenda entre los camelleros. Cuando todo parece ir a la perfección, el joven se enamora de la hija de Obodas, complicándolo todo y ganándose nuevos enemigos. Mientras tanto, Scilla sigue pisándoles los talones, a pesar de las dificultades de la persecución.

Un relato apasionante que nos llevará hacia ciudades fascinantes como Alejandría, Petra y Damasco, con una narración plagada de aventuras, intrigas y traiciones y un personaje principal que se enfrentará a una dura revelación: “La vida es una amante caprichosa y no siempre nos tiene reservado lo que merecemos”.

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