Puede parecer que el papel de las huellas dactilares en la investigación criminal a quedado relegado por las técnicas científicas modernas, pero los datos nos dicen lo contrario. Hasta marzo de 2000, en toda la historia del departamento de la policía de Nueva York habían conseguido 200 identificaciones de sospechosos con la técnica del ADN. Sin embargo, en el año 1999 habían efectuado 1.117 identificaciones a partir de las huellas halladas en el lugar del crimen, 6 veces más que las logradas con ADN en toda su historia.
La historia de esta fascinante ciencia aparece descrita en “Huellas dactilares” de Colin Beavan.
El autor nos lleva de viaje por la historia, con episodios increíbles protagonizados por personajes conocidos y otros anónimos, que se remontan a la prehistoria pero que tuvieron su origen en el siglo XIX en pleno debate sobre la teoría de la evolución de Darwin.
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