El tema era libre, la única condición es que no podía ocupar más de 2 hojas y debía comenzar con esta frase:
"Aquel día comenzaba una nueva etapa de mi vida, cogí la maleta y salí de mi casa..."
Puse la neurona a trabajar y este es el resultado, espero que os guste.
"UNA DECISIÓN ARRIESGADA"
Aquel día comenzaba una nueva etapa de mi vida, cogí la maleta y salí de mi casa. Era la primera vez que viajaba en avión y estaba nervioso. Un amigo que había viajado en varias ocasiones me había intentado animar diciendo que la probabilidad de un accidente de avión era la más baja, pero qué queréis que os diga, no había conseguido tranquilizarme. Alguno también se había burlado de mí, pero me daba igual ¡el miedo es libre! Por lo menos eso dicen ¿no? Además, tenía otra razón para estar nervioso… lo que llevaba escondido en la maleta. ¿Lo habría camuflado bien? Pensaba que sí, que el escondite era perfecto. Pero, nunca se sabe, todas las precauciones son pocas. Por seguridad, esto no se lo había contado a nadie, ni a mis propios padres. Ya sé que muchos me habían acusado de ser un neurótico y preocuparme demasiado por las cosas, pero ya sabéis el dicho ¡hombre prevenido vale por dos!
El trayecto hacia el aeropuerto se me hizo largo. Mis padres hablaban sobre mí pero, si os digo la verdad, no escuché nada porque iba pensado en lo que me esperaba en Estados Unidos. La beca de la Universidad de Yale para estudiar el Master de Literatura norteamericana me había llegado de forma inesperada. Cuando finalicé la carrera de Filología Inglesa con la mejor nota, no sólo de mi promoción, sino de la historia de la Universidad, no podía imaginar la cantidad de ofertas que me iban a llegar desde varias universidades privadas. La oferta de Yale era imposible de rechazar, aún así me costó mucho tomar la decisión de aceptarla. La mayoría de los compañeros de clase me envidiaban, pero yo estaba muerto de miedo. No me gustaba la idea de pasar un año en América, lejos de mi familia, sin conocer a nadie. Además, Estados Unidos era muy diferente a España, y estaba el tema de la comida… ¡Cuánto iba a echar de menos la comida española!
Siempre había sido muy casero y me había costado mucho salir de mi ambiente. Mi madre decía que era demasiado raro, que tenía que relacionarme. Pero nunca me ha gustado confraternizar con mis compañeros. La razón no es la timidez, sino la seguridad. Nunca se sabe qué segundas intenciones puede tener alguien cuando quiere entablar amistad. Sólo hacer falta ver un día el telediario para darse cuenta de las barbaridades que puede cometer una persona al que todos sus vecinos consideraban una persona normal. Por eso nunca me había fiado de nadie. ¿Demasiado precavido? Yo creo que no.
Iba pensando en estas cosas, mientras nos acercábamos al aeropuerto. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al recordar lo que llevaba en la maleta. Era la primera vez que me arriesgaba a “romper las reglas” ¡justo en este momento! ¿Estaba haciendo lo correcto? Todavía estaba a tiempo de abrir la maleta y sacarlo, pero no podía, había tomado la decisión y tenía que seguir adelante. Cuando facturé las maletas, mi corazón empezó a latir con fuerza, mientras grandes gotas de sudor caían por mi frente. Tranquilo, pensé, no tienen que notar nada raro, compórtate como si no pasara nada. Mis padres se despidieron de mí con mucha emoción, aunque yo no podía quitarme de la cabeza que en ese momento alguien podía estar examinando mi maleta. ¿Y los perros? Sabía que olfateaban cualquier tipo de droga y explosivo, pero confiaba en haberles podido despistar. Es curioso la cantidad de trucos que se pueden encontrar en Internet.
El avión despegó y eso fue señal de que había pasado el primer examen. El escondite había funcionado, por lo menos de momento. Pero quedaba lo peor, llegar a Estados Unidos e intentar entrar en el país. ¿Qué ocurriría? Había leído que las medidas de seguridad se habían multiplicado por la amenaza del terrorismo islámico, sobretodo en los vuelos que se dirigían a Estados Unidos. Al pensar en ello, me arrepentí por mi osadía. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido? Comencé a llorar desesperado imaginando lo que podía esperarme cuando me enfrentase a la policía americana. Por lo menos, iban a cerrar Guantánamo…
Ya sé que alguno de vosotros podría pensar que estaba exagerando, que el hecho de llevar un jamón escondido en la maleta no era motivo para preocuparse tanto. Pero en ese momento estaba angustiado y aterrorizado, recriminándome la debilidad por el jamón ibérico que me había llevado a correr un riesgo innecesario e infringir la ley por primera vez en mi vida.
El trayecto hacia el aeropuerto se me hizo largo. Mis padres hablaban sobre mí pero, si os digo la verdad, no escuché nada porque iba pensado en lo que me esperaba en Estados Unidos. La beca de la Universidad de Yale para estudiar el Master de Literatura norteamericana me había llegado de forma inesperada. Cuando finalicé la carrera de Filología Inglesa con la mejor nota, no sólo de mi promoción, sino de la historia de la Universidad, no podía imaginar la cantidad de ofertas que me iban a llegar desde varias universidades privadas. La oferta de Yale era imposible de rechazar, aún así me costó mucho tomar la decisión de aceptarla. La mayoría de los compañeros de clase me envidiaban, pero yo estaba muerto de miedo. No me gustaba la idea de pasar un año en América, lejos de mi familia, sin conocer a nadie. Además, Estados Unidos era muy diferente a España, y estaba el tema de la comida… ¡Cuánto iba a echar de menos la comida española!
Siempre había sido muy casero y me había costado mucho salir de mi ambiente. Mi madre decía que era demasiado raro, que tenía que relacionarme. Pero nunca me ha gustado confraternizar con mis compañeros. La razón no es la timidez, sino la seguridad. Nunca se sabe qué segundas intenciones puede tener alguien cuando quiere entablar amistad. Sólo hacer falta ver un día el telediario para darse cuenta de las barbaridades que puede cometer una persona al que todos sus vecinos consideraban una persona normal. Por eso nunca me había fiado de nadie. ¿Demasiado precavido? Yo creo que no.
Iba pensando en estas cosas, mientras nos acercábamos al aeropuerto. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al recordar lo que llevaba en la maleta. Era la primera vez que me arriesgaba a “romper las reglas” ¡justo en este momento! ¿Estaba haciendo lo correcto? Todavía estaba a tiempo de abrir la maleta y sacarlo, pero no podía, había tomado la decisión y tenía que seguir adelante. Cuando facturé las maletas, mi corazón empezó a latir con fuerza, mientras grandes gotas de sudor caían por mi frente. Tranquilo, pensé, no tienen que notar nada raro, compórtate como si no pasara nada. Mis padres se despidieron de mí con mucha emoción, aunque yo no podía quitarme de la cabeza que en ese momento alguien podía estar examinando mi maleta. ¿Y los perros? Sabía que olfateaban cualquier tipo de droga y explosivo, pero confiaba en haberles podido despistar. Es curioso la cantidad de trucos que se pueden encontrar en Internet.
El avión despegó y eso fue señal de que había pasado el primer examen. El escondite había funcionado, por lo menos de momento. Pero quedaba lo peor, llegar a Estados Unidos e intentar entrar en el país. ¿Qué ocurriría? Había leído que las medidas de seguridad se habían multiplicado por la amenaza del terrorismo islámico, sobretodo en los vuelos que se dirigían a Estados Unidos. Al pensar en ello, me arrepentí por mi osadía. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido? Comencé a llorar desesperado imaginando lo que podía esperarme cuando me enfrentase a la policía americana. Por lo menos, iban a cerrar Guantánamo…
Ya sé que alguno de vosotros podría pensar que estaba exagerando, que el hecho de llevar un jamón escondido en la maleta no era motivo para preocuparse tanto. Pero en ese momento estaba angustiado y aterrorizado, recriminándome la debilidad por el jamón ibérico que me había llevado a correr un riesgo innecesario e infringir la ley por primera vez en mi vida.
7 comentarios:
Muy buen relato. Oye, pero ¿qué de malo tiene llevar un poquito de comida en el avión? Es algo que nunca entenderé.
¿Y qué ganaste?
¡Muy bueno! Mantiene el suspenso hasta el final..., y aunque no lo mencionas supongo que no hubo problemas con el ingreso a EEUU ¿verdad? Saludos
¡Ay! ¿Por qué estará tan bueno...? espero que no se le olvidara un par de tomates de la huerta murciana y un poquito de aceite de oliva de... Jaén (por ejemplo)
Ja ja ja lo tuyoes muy fuerte me has hecho reir de verdad no me esperaba lo del jamón. Alos de Lillo os pierde la buena comida eh! Oye ¿no seria el premio del concurso del relato un jamón? Ja ja ja
Keila, tampoco sé exactamente por qué hacen lo de la comida. En cuanto a lo que gané, fue una placa en forma de baldosa muy bonita. Pero... ¡si hubiese sido un jamón no me habría quejado!
Eva, ¡haciendo propaganda del aceite de tu tierra! ¡Qué bueno está!
Aunque, cuidado, llevar líquidos en el avión puede suponer otra aventura muy arriesgada...
Raquel,
¡Me has pillado!
Pero, ya sabes, si os hubiéseis enterado de que había ganado un jamón, me habríais obligado a compartirlo, y, como dijo Golum.. esssss mi tesorooooo...
Muy bueno el relato, me ha gustado mucho, siguen escribiendo, que tus historias son bastante entretenidas y para la próxima que el premio sea el jamón y algo más.
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