La trama comienza en el año 1208, con el asesinato del legado papal que transporta en secreto a Roma la llamada «herencia del diablo», unos documentos que amenazan a la Iglesia y al Pontífice y que son robados. El Papa Inocencio III acusa al conde de Tolosa, lo excomulga y proclama una devastadora cruzada que arrasará Occitania. Arnaldo Amalric, legado papal y abad general de la poderosa Orden del Císter consigue imponer sus tesis para arrasar a los herejes, bajo la amenaza, el castigo divino y la intimidación. Los ejércitos papales sembrarán la región de sangre y devastación hasta llegar a la ciudad de Béziers.
En la ciudad se encuentra Bruna de Béziers, hija del senescal, educada como un hijo, después de la muerte de su madre y de su único hermano, y enamorada platónicamente de Hugo de Mataplana, un joven trovador misterioso, con secretos ocultos que despiertan su interés. Bruna, a la que todos conocen como la “Dama Ruiseñor”, luchará por su amor, a pesar de la oposición de su padre.
En el cerco de la ciudad participan Guillermo de Montmorency, un estudiante de teología pendenciero y juerguista, y su primo Amaury de Monfort. Los dos cumplen una misión secreta del legado Arnaldo, deben matar a la “Dama Ruiseñor” y a su padre, y encontrar los documentos robados. Guillermo descubrirá varios puntos oscuros en la misión y decidirá dar respuesta a tres enigmas:
¿Quién tiene los documentos?
¿Qué contienen?
¿Por qué quieren matar a la Dama Ruiseñor?
La historia dará giros constantes, situando a sus protagonistas ante situaciones complejas y sorprendentes, mientras acompañamos a Bruna en una peculiar aventura, que la deparará situaciones de los más inverosímiles, además de encontrarse en una encrucijada amorosa de difícil solución. Conforme avanzamos en la lectura, el contenido de los documentos se volverá de lo más previsible, sumergiéndonos nuevamente en todo tipo de teorías surrealistas sobre la persona de Jesús. Lo cierto es que cuando leemos sobre este tipo de supuestos secretos y conspiraciones en cuanto a los orígenes del cristianismo, aumenta el contraste con la coherencia y sencillez que encontramos en los evangelios, con una historia sobre Jesús que sale fortalecida en la comparación.
La reina oculta nos mostrará también la cara más hipócrita y cruel de una institución religiosa dispuesta a todo con tal de mantener el poder y la riqueza, contrastando con otros personajes como Fray Domingo, dispuesto a continuar “con humilde esfuerzo la difusión de la palabra de Jesucristo y su amor fraterno” y mostrándose a favor “de la humildad, de propagar la palabra del testamento imitando a nuestro Señor. Para defender la religión, no acepto otras armas que los buenos ejemplos, la predicación y la doctrina”.
Creo que estamos ante una novela interesante, siempre y cuando no tomemos en serio el contenido herético y comprendamos que frente a la imposición humana y la hipocresía religiosa, no hay mejor arma que volver al contenido de la Biblia y a sus enseñanzas originales, sin las manipulaciones del hombre. Como bien señala un personaje de la novela, “creo en un solo Dios, pero sé que hay hombres buenos y malos, y que éstos reflejan en su dios, predicando falsamente en su nombre, sus propias miserias”.
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