Antes de nada, vamos a detenernos en la autora, para descubrir a la profesional que nos propone esta receta de humor, energía positiva y alegría.
Elisabeth G. Iborra (Zaragoza, 1977) es periodista y escritora de nacimiento, vocación y profesión. Cuando se interesa por un tema, lo estudia sin dejar un detalle por conocer. Y eso es lo que le ha pasado con el mundo de la sanidad.
Tiene una afición especial por los gonzos, es decir, por ponerse a investigar en primera persona los temas sobre los que escribe, inmiscuyéndose, hasta el tuétano. Como ella sabe que puede llegar a ser muy subjetiva, siempre contrasta sus experiencias personales con las de otras personas que pueden y quieren prestarle sus testimonios, para que el lector tenga todas las versiones posibles.
Además, como periodista especializada en temas de sexología y relaciones sentimentales en general, suele añadir un toque ensayístico divulgativo a sus libros, para que se pueda comparar entre la opinión de expertos en todos los ámbitos y de los que, simplemente, nos dedicamos a vivir. Este es su noveno libro publicado, con 36 años, entre los cuales cuenta con un bestseller.
Después del superventas Anécdotas de enfermeras, pensó que el ser humano nunca volvería a sorprenderle. Pero decidió tentar a la suerte ampliando el campo de investigación y el resultado es este compendio inédito de nuevas anécdotas que la han vuelto a dejar atónita mientras los profesionales se las contaban.
No sabe si será el mejor libro, pero sí el más divertido que ha escrito hasta ahora.
Como bien afirma al comienzo del libro, la sanidad y la salud es algo serio, son temas con los que no se juego. Pero la parte seria se sufre cada día, principalmente los pacientes que sufren sus enfermedades, los profesionales que los atienden y, en cierta medida, todos los ciudadanos que pagamos nuestros impuestos para tener una Seguridad Social.
Pero dejando esto aparte, es saludable, nunca mejor dicho, acercase a este tema con humor, para descubrir la parte divertida, surrealista por momentos, que nos hará disfrutar de una lectura hilarante.
La autora agradece la colaboración de múltiples médicas, médicos, enfermeras, enfermeros y auxiliares de enfermería, celadores, técnicos de ambulancia y distintos especialistas que han permitido que este libro se convierta en “absolutamente curioso, divertido, ameno, sorprendente, alucinante, entretenido…”.
Y lo cierto es que la descripción no es exagerada. A lo largo de la lectura iremos descubriendo cómo muchas de las historias que hemos escuchado sobre médicos y enfermeras y que nos han parecido inverosímiles, no sólo son reales, sino que en muchos casos se han quedado cortas.
Y ya sólo queda dejarnos seducir por la propuesta de la autora y disfrutar con el relato de las peripecias de profesionales y pacientes, asombrándonos con los objetos que se pueden encontrar dentro del cuerpo humano, introducidos desde los más inusitados orificios o con los errores de pronunciación que van desde el “Citroen” en lugar de “Sintrom”, “Nabotil” por “Nolotil” o “girasoles” por “aerosoles”.
Las consultas de los ginecólogos y urólogos serán protagonistas de episodios de los más surrealistas, situaciones cómicas, comprometidas y algo violentas, en algunos casos. Pero hay más protagonistas en el libro, niños, novatadas, noches de guardia, riñas, confusiones que provocan sorprendentes episodios o un divertido catálogo sobre los diferentes tipos de médicos y enfermeras. Por ejemplo, el incoherente, el dadivoso, el mandamás, las protestonas, las renegadas o el médico Doraemon.
Un libro que vuelve a demostrar, por si a alguien le quedaba todavía alguna duda, que la realidad supera con creces a la ficción. ¡Y es más divertida!
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