Estamos ante un libro cuyo prologuista afirma rotundamente que no le gusta. Así, como suena, directamente, sin tapujos, Alberto Vázquez-Figueroa asegura que “no me gusta el libro de Javier Nart”. Y se explica. Habiendo dedicado gran parte de su carrera literaria al género de viajes, ahora llega “un abogado catalán, un advenedizo… y me planta sobre la mesa el relato de un largo viaje por el río Mekong, que yo no hubiera sido capaz de escribir, y en el que me va abriendo puertas y más puertas a un universo desconocido y fascinante d una forma que en parte me recuerda a la admirable tradición de los grandes viajeros ingleses”.
Viniendo de quien viene esta recomendación ya tenemos motivos suficientes para sumergirnos en las páginas del libro. Aún más conociendo a su autor, cuya mirada crítica, lúcida, escrutadora y satírica aparece a lo largo de todo el viaje, abriéndonos las puertas de cada uno de los territorios visitados, para descubrir su pasado y cómo éste sigue marcando su presente. Y lo hace desde la perspectiva de alguien que, en los años setenta, estuvo en estos lugares como corresponsal de guerra y fue testigo directo de unos conflictos cuyas consecuencias se prolongan hasta la actualidad.
Estos ingredientes convierten esta obra en algo más que un libro de viajes. La experiencia de su autor y su compromiso moral con los oprimidos se añaden a su particular concepción a la hora de viajar, convirtiendo el libro en un tesoro para el lector: “siempre he entendido el viaje como un contacto físico directo con cosas y personas. Y que se conoce más en los breves trayectos que te permiten los paseos que en los más extensos motorizado”.
Acompañado de su hijo Gorka en la primera parte del viaje, Javier Nart transmite las sensaciones experimentadas en un periplo que comienza en la ciudad de Bangkonk, lugar contradictorio, un abanico de posibilidades donde el imperio del sexo campa a sus anchas. Aquí asistiremos a un estremecedor episodio y a una impactante conversación entre el autor y una prostituta adolescente. A partir de aquí es imposible resistirse al relato de un libro que nos cautiva y consigue emocionarnos, divertirnos e indignarnos por igual, mientras vamos conociendo las historias que tienen como protagonistas a personas reales, no son números ni objetos, sino seres humanos que, en muchos casos, son víctimas de la injusticia y la opresión, pasada y presente.
En la época del selfie, símbolo de la egolatría que preside nuestra sociedad, el objetivo de Nart se sitúa sobre el paisaje que recorre y sus habitantes. Desplazándose a pie, en barca o en autobús (o algo parecido), siempre con la mochila al hombro, recorriendo montañas, valles, ciudades y pueblos, descubriremos las costumbres, tradiciones, leyendas, supersticiones e historia de las diferentes etnias y naciones que pueblan el cauce de un río al que tienen como “eje vertebrador-confrontador”.
Alejado de las rutas de los “tours organizados” conoceremos de primera mano costumbres, comidas, religión, ocio, deporte, fiestas y vicios de unos pueblos que se extienden a lo largo de Vietnam, Camboya, Laos y Tailandia, y cuya historia guarda paralelismos con la nuestra, algo que el autor relaciona de forma acertada mostrando “epopeyas de muerte, pillaje y coraje, denominador común de conquistas sangrientas que la victoria purifica en gestas ejemplares”.
La mirada del autor también nos hará fijarnos en los rayos de luz que se abren camino en medio de la oscuridad de la corrupción, la guerra, la prostitución, la opresión y el tráfico de drogas. Descubriremos lugares mágicos, maravillosos, que resisten el tsunami del mal llamado “progreso” y el azote de la maldad inherente en la naturaleza del ser humano. Un viaje inolvidable, una propuesta imposible de rechazar.
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