Lis del Romero, catedrático de Historia y escritor, es autor de una extensa lista de libros entre los que destacan 'Álbum de familia' (1981), 'Althaia' (1993), 'Ojos de este mundo' (2000), 'Cuentos para analfabetos' (2001), 'El espejo de Salomón' (2003), 'Cartas muertas' (2005), 'El Daguerrotipo' (2003), 'Manjar blanco' (2009), 'Hambre' (2010) y 'Vae Victus' (2013). Ha sido galardonado con numerosos premios como el Ateneo de Valladolid, el Gabriel Sijé de novela corta, el Alfonso Grosso, el Caja España de libros de cuentos, el “Gabriel Miró” de cuentos, el XXI premio Unicaja de relatos o el premio de Novela Corta de Diputación de Cáceres,
Y en esta ocasión vuelve a ser galardonado con otro premio literario gracias a una novela que homenajea el arte de contar historias a través de una magistral trama, urdida con ingenio, en la que el lector es partícipe de un enigmático juego en el que será también protagonista.
El narrador y protagonista relata cómo es invitado a una peculiar velada, una noche del 02 de noviembre, en un viejo caserón en Valencia. El anfitrión es un misterioso personaje que se hace llamar El Lubricán, asistente a una conferencia sobre Muerte y Literatura, que invita a diez de sus ponentes a una velada inolvidable en su casa.
La fecha elegida no es casualidad, esa noche se celebra el 400 aniversario de la muerte de Bernardo Catalá de Valeriola, fundador de la Academia de los Nocturnos, famosa tertulia literaria de finales del siglo XVI, en la que sus miembros se reunían una vez a la semana, bajo un mote relacionado de alguna manera con algún aspecto de la noche: Descuido, Silencio, Sueño, Sombra, Tinieblas, Sosiego, Miedo, Fiel, Horror y Temeridad, se juntaban para disputar acerca de los diferentes temas propuestos por su presidente.
Como homenaje a Bernardo y a su peculiar Academia, el anfitrión les propone improvisar una pequeña historia relacionada con la muerte, ya que esa noche, según la leyenda, era la única del año en la que la muerte se vuelve humana y puede hablar de tú a tú a los hombres sin que éstos se espanten.
De esta forma, los diez invitados tendrán que improvisar una breve historia en la que imaginen cómo puede ser el último encuentro con la muerte. Y así asistiremos al relato de un historiador, un médico, un experto en arte barroco, un musicólogo, un pintor, un fotógrafo, un autor de teatro, dos escritores y un poeta, en el que cada uno de ellos tendrá que usar todo su ingenio para conmover a su anfitrión. Diez relatos que nos acercan a las diferentes caras de la muerte, relatos en los que encontraremos a presos contumaces de la Inquisición, mercaderes tentados por el diablo, bailarinas suicidas en el París de la Belle Époque o el único amor verdadero del seductor Casanova.
El anfitrión les promete una velada inolvidable, y así será, tanto para ellos como para el lector. Pero lo mejor se reserva para el final, un premio muy valioso para aquel que resulte vencedor del “combate” de ingenio. ¿Cuál será? Eso sí que no puedo desvelarlo, sería estropear la velada, y no quiero privarte de este manjar… aunque te advierto que hay premios que pueden ser un regalo envenenado…
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