Lo más destacable de este valiente libro no es solamente esta contundente conclusión sobre la Transición sino también los paralelos que el autor establece con otros momentos claves de la Historia de España, donde podemos detectar los mismos males que bloquearon el progreso y bienestar de la nación e impidieron la existencia de una nación de ciudadanos libres e iguales en beneficio de unas determinadas castas privilegiadas.
El autor realiza un magistral recorrido por la historia de España, en el que vemos cómo se va repitiendo un mismo patrón, desde su reunificación en 1492 cuando la nación se asentó no sobre un sentimiento nacional sino sobre la uniformidad religiosa, hasta una Transición en la que encontramos los mismos males, como revelan estas palabras del cardenal Tarancón ante el rey Juan Carlos: “la unidad religiosa es la que da consistencia a la unidad política de las naciones”.
El recorrido histórico nos lleva por algunos de los principales acontecimientos que han marcado la historia de España como la Contrarreforma o la llegada de los Borbones cuyo sistema seguía sustentándose en la alianza del trono y el altar, abortando la Ilustración, que en otras naciones se desarrolló durante el siglo XVIII. El autor se detiene después en la invasión de Napoleón que provocó el primer intento de encauzar la historia española por la senda constitucional, aunque fracasó estrepitosamente por razones que se indican de forma clara y convincente.
El infame Fernando VII entra en escena para arruinar toda esperanza de progreso, en una actuación que el autor compara de forma acertada con el reinado de Felipe II. A continuación asistimos a las guerras carlistas, con el Antiguo Régimen y la modernidad enfrentados, provocando que España siguiese anclada en el pasado en pleno siglo XIX, mientras las castas privilegiadas consolidaban su peso. La Gloriosa parecía abrir una puerta a la modernidad, pero chocó con “las minorías contrarias y agresivas como eran los carlistas, los republicanos y los federalistas y, de manera muy especial, con los intereses de la Iglesia católica”.
Y así seguiremos con la 1ª República condenada al fracaso desde el principio, la Restauración, el nacimiento de la izquierda y de los nacionalismos, para adentrarnos en el siglo XX donde se consolidan los nacionalismos catalán y vasco como obstáculos al avance de la democratización y la cuestión religiosa seguía sin solucionarse. La dictadura de Primo de Rivera, la 2ª República, la guerra civil y la dictadura de Franco no fueron sino consecuencias de todo lo anterior hasta llegar a la muerte de Franco y el comienzo de la Transición que culminó con una constitución que no fue sino una operación de ingeniería para beneficiar a unas castas privilegiadas cuya existencia se remontaba a siglos y otras totalmente nuevas.
Y los siguientes episodios como la dimisión de Suárez, el 23-F, la llegada al poder del PSOE y los posteriores gobiernos de Aznar y Zapatero, no hacen sino demostrar de qué forma, en mayor o menor medida, los privilegios de esta casta se han consolidando a costa de los españoles de a pie, hasta llegar a la actualidad con un gobierno que nos fríe a impuestos para “sostener los privilegios de los sindicatos, de los partidos políticos, de la Iglesia católica y de los poderes financieros”.
Y como colofón, la visión del autor adopta un tono constructivo, no solo señalando los defectos y errores cometidos, sino aportando también propuestas para evitar una debacle a la que parecemos estar abocados de no variar el rumbo.
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