jueves, 1 de noviembre de 2012

La luz de Alejandría

La luz de Alejandría, de Álex Rovira y Frances Miralles (ed. Plaza & Janés, 2012) es una novela que, con formato de thriller, nos muestra una búsqueda de la sabiduría a través de los siete caminos a la iluminación.


El protagonista es Javier, un guionista de radio de 42 años que, después de una etapa de fracasos profesionales y sentimentales, se da cuenta de que lleva 20 años haciendo guiones para todo el mundo pero que su propia vida no tenía ningún guión.

La noticia sobre el asesinato de Marcel Bellaiche, historiador y arabista, sacudirá su vida y le sumergirá en una peligrosa y trascendental misión. Marcel era una antiguo compañero de prácticas en la universidad y su cuerpo sin vida ha aparecido en el faro de Finisterre. Aunque llevaba 20 años sin tener noticias de él, Marcel le ha dejado legado en su testamento un enigmático paquete cuyo contenido convocará fantasmas de su pasado más reciente.

Marcel, por una serie de circunstancias que se narran, acepta el encargo de seguir los pasos de Marcel a lo largo del mundo en su búsqueda de un informe secretos que contendría las enseñanzas perdidas de los siete sabios más importantes de la Antigüedad. Un enigmático documento que se perdió durante la destrucción de la legendaria biblioteca de Alejandría, pero que podría haber reaparecido tras permanecer más de veinte siglos oculto.

Junto a su compañera de aventuras, la enigmática profesora Sarah Brunet con la que había mantenido una relación en el pasado, y acechados por un peligroso asesino, recorrerán medio mundo siguiendo la misma ruta que Marcel dejo anotada en su cuaderno, buscando pistas sobre lo que le ocurrió al profesor.

La luz de Alejandría se presenta como un thriller y esta trama se sigue con interés. Pero el libro pretende ofrecernos algo más, un camino por los siete faros de la sabiduría en los que encontrar sentido a la vida y aportar luz en medio de la oscuridad. Toda búsqueda de la verdad es encomiable, más aún cuando se presenta con una defensa del respeto y la tolerancia. Pero discrepo de las conclusiones, creo que no hay nada ni nadie comparable a aquel que afirmó ser la verdad y la vida, el único camino a Dios, la Luz del mundo y que prometió que todo aquel que en él creyera no andaría más en oscuridad. Su nombre es Jesús de Nazaret, quién además aseguró que todo el que le buscara de corazón, culminaría con éxito su búsqueda.

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