Anna Gavalda saltó a la fama en 1999 con "Quisiera que alguien me esperara en algún lugar" y la escritora francesa ha seguido conquistando a crítica y público con sus siguientes novelas hasta vender más de diez millones de ejemplares en el mundo. Nos llega ahora "La sal de la vida" (ed. Seix Barral, 2010), una novela corta, un relato lleno de vida, que se convierte en un canto al amor entre hermanos.
La sal de la vida está narrada en primera persona por Garance, que se dirige a la boda de un primo en compañía de su hermano Simón y su cuñada, Carine. El viaje en coche permite a Garance recordar sus experiencias infantiles con Simón y con sus hermanos Lola y Vincent. Garance es soñadora, rebelde, todavía no ha sentado la cabeza y su carácter contrasta con su cuñada, una mujer estirada, con muchos miedos, una farmacéutica hipocondriaca, obsesionada con los microbios.
El viaje provocará momentos de tensión con Carine, que reflejarán las diferencias entre la cuñada y el resto de hermanos. La boda va a permitir que los cuatro hermanos se reencuentren, aunque un obstáculo de última hora provocará que tengan que improvisar para poder reunirse. Durante el trayecto hasta el encuentro, Garance nos presentará a sus hermanos: Simón, el mayor, que "no se irrita nunca, nunca habla mal de nadie, no tiene malicia ni juzga a sus semejantes"; Lola, su hermana mayor, con una imaginación desbordante; y el hermano pequeño, Vicent, que trabaja en un castillo y ha tenido que inventarse una curiosa actividad para ganarse la vida. Los hermanos no se juzgan entre ellos, se aceptan tal como son, algo que irritará en gran manera a Carine.
Este conflicto con su cuñada mostrará la necesidad de arriesgar y ser valientes en la vida, disfrutar de cada momento, aprovechar cada etapa exprimiéndola al máximo. Pero debajo de la fachada, hay heridas y traumas provocados por la educación que han recibido. Hay un anhelo de encontrar equilibrio emocional y una relación estable. Pero durante unos momentos, los cuatro hermanos vivirán una tregua, un instante de gracia, un trozo de infancia. La sal de la vida destaca por su frescura y sencillez.
En pocas páginas, Anna Gavalda nos transmite una emotiva historia de amor entre cuatro hermanos que se necesitan y se complementan, pero que deben afrontar también la necesidad de seguir hacia delante y llenar el vacío que hay debajo de una fachada de felicidad. El relato es una invitación a ser libres, atrevernos a expresar nuestros sentimientos, quitarnos ataduras y volar.
(Reseña publicada en MujerdeHoy).
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