La protagonista de la novela es Julia Álvarez, doctora de Historia del Arte que se encuentra realizando trabajos de restauración del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago. Recibe la noticia de que su marido, Martin Faber, ha sido secuestrado por un grupo independentista kurdo cuando se encontraba realizando un estudio sobre el cambio climático en el Monte Ararat. Los secuestradores han enviado como prueba de vida un video con un mensaje codificado de Martin para su esposa.
La noticia sobre el secuestro de su marido le llega a Julia en medio de una serie de extraños acontecimientos que se producen en la catedral y que estarán relacionados con el secuestro de su marido y la búsqueda de dos piedras sagradas con unos poderes sobrenaturales. En la carrera por encontrarlas participará el coronel Nicholas Allan, agente de la Agencia Nacional de Seguridad así como una enigmática secta oriental. Julia se verá en medio de una guerra en la que irá descubriendo revelaciones sorprendentes sobre su marido, mientras tiene que decidir en quién confiar.
En la trama tendrá también protagonismo el inspector de policía Antonio Figueiras, un ateo, comunista y descreído que tendrá que enfrentarse a un caso con elementos cada vez más inexplicables y Ellen Watson, enviada por el presidente de los Estados Unidos, quién también está interesado en las piedras y que actúa enfrentado a la Agencia Nacional de Seguridad.
Los versículos de Génesis con los que empieza la novela nos adelantan por dónde va a ir la trama, se trata de los versículos 2 y 3 del capítulo 6 del primer libro de la Biblia. El tema de los nefilim y de los hijos de Dios que se unieron a las hijas de los hombres ha da lugar a todo tipo de teorías y libros de ficción con el libro de Enoc y el diluvio y el arca de Noé como protagonistas. Javier Sierra toma estos elementos y les da una vuelta de tuerca al añadir temas como los sellos del Apocalipsis, Camino de Santiago, tablas de la ley, arca de la alianza, escalera de Jacob, mormones, cambio climático, angeleología, fin del mundo, alquimia, OOPART, armas de última generación, búsqueda de vida extraterrestre, tormentas solares, brujería, civilizaciones desaparecidas, etc. Reconozco que muchos de estos temas me apasionan, pero creo que no se pueden mezclar de forma indiscriminada, ni meterlos en el mismo saco aunque el resultado sea una narración trepidante. De esta forma, el entretenimiento está asegurado, pero se evita que nos podamos tomar en serio su contenido por convertirse en una sucesión de datos y conclusiones confusas y surrealistas. Algunas de las referencias del libro rozan lo grotesco, como la que nos llevaría a descubrir al profeta Jeremías… ¡¡¡¡recorriendo las islas británicas!!!!
Por otra parte, las referencias bíblicas son sacadas de contexto y retorcidas en su interpretación hasta el extremo. Aún así, además de entretenernos, el libro puede cumplir un objetivo que el autor señala en la nota final, “mi intención al fundirlos en una misma trama no ha sido otra que la de empujar al lector a explorar los lazos sutiles que unen a todos los pueblos y muchas de sus creencias desde que nuestra especie fue condenada por Dios… o los dioses. Y que como a aquéllos, a nosotros se nos ha concedido la oportunidad –el don, tal vez- de sobrevivir más allá de la extinción y la muerte, tanto colectiva como individual. Para lograrlo basta con creer”.
Creo que estas palabras de Javier Sierra son muy interesantes y el ejercicio de acercarse al diluvio para encontrar respuestas sobre nuestro futuro resulta acertado y coincide con lo que encontramos en la Biblia. Pero habría sido interesante que el autor, en lugar de usar pasajes bíblicos referentes a Jacob o las tablas de la ley que nada tienen que ver con el tema del diluvio, se hubiese detenido en textos como 2ª Pedro cap. 3 versículos 3 a 13, donde el apóstol Pedro se remonta a los tiempos del diluvio tal y como hace la novela, para mostrarnos cómo el mundo antiguo pereció anegado en agua y señalar que nuestro mundo actual también perecerá, aunque esta vez por fuego. Pero también señala que hay esperanza, que hay un Dios misericordioso que quiere salvar al ser humano y que, para todos aquellos que esperan en sus promesas, hay preparados “cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia”.
Coincido con el autor en que para sobrevivir a la muerte basta con creer, pero me falta una segunda parte, señalar en quién o en qué hay que creer. No basta con tener fe, debemos depositarla en aquel que tenga poder para hacernos “sobrevivir más allá de la extinción y la muerte”…
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1 comentario:
Cuando vi que salía este libro me eché las manos a la cabeza. ¿Todavía no se ha agotado la moda de quienes se suben al carro de Dan Brown? De verdad, este tipo de novelas me hace ver lo poco originales que son algunos escritores, y lo mucho que desean vender ejemplares.
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