"La caída de John Stone", de Iain Pears (ed. Seix Barral, 2010) comienza con el año 1953 con Matthew Braddock acudiendo a París al entierro de madame Robillard. Matthew conoció a la fallecida varios años atrás cuando ésta enviudó del barón de Ravenscliff, John William Stone. En el entierro, el procurador le entrega a Braddock un paquete que formaba parte de la herencia de Henry Cort y que éste había ordenado que sólo se le entregase a la muerte de madame Robillard. Éste es el punto de partida de una novela que se divide en tres partes bien diferenciadas que completarán un puzzle apasionante.
La primera parte nos sitúa en Londres, en el año 1909, con la narración de Matthew Braddock de los recuerdos de su relación con la fallecida. El barón Ravenscliff, John Stone, había fallecido al caer por una ventana accidentalmente y su viuda, Elizabeth, le llamó para encargarle un cometido sorprendente. Su marido había legado una parte sustancial de su herencia a su hijo, el problema era que ellos no habían tenido ningún hijo y Stone no ofrecía ningún dato sobre su identidad. Elizabeth necesita a alguien capaz de recabar información y estudiarla con discreción e imparcialidad, por eso le ofrece un contrato durante siete años con una alta remuneración económica para que investigue la vida de su marido y descubra la identidad de su hijo. Para no llamar la atención, actuará bajo la fachada de estar escribiendo una biografía sobre el fallecido.
Matthew, reportero de casos de asesinato, aceptará la oferta y se dispondrá a reconstruir la vida del industrial. Para entenderlo, deberá sumergirse en el complicado mundo de los negocios, la industria y las finanzas. En principio, la vida del barón no parecía ser interesante, sólo había vivido para el dinero y no parecía tener otras ocupaciones. Pero poco a poco irá descubriendo un personaje fascinante, que se había convertido en el fabricante de armamento más poderoso del mundo y en el financiero más ingenioso. Se encuentra con una vida intrincada y oscura, un hombre "que había logrado ocultarle al mundo la inmensidad de su riqueza". Averiguará también que hay muchos cabos sueltos en la muerte de Stone por lo que la investigación se convertirá en un relato policíaco.
Cada revelación, en lugar de aclarar algo, complicará aún más la investigación. Definir la personalidad de Stone le resultará complicado, ya que todo en él resulta contradictorio. Algunos le calificarán como "justo, decente, excelente esposo, un buen jefe, bondadoso" pero para otros fue un "un hombre terrible, carente de principios o lealtades". Matthew caerá, además, en el embrujo de Elizabeth, una mujer "bella, inteligente, cultivada, afectuosa y ocurrente". Su actitud y sus intenciones resultarán perturbadoras y cautivará a su protagonista por su forma de pasar de la vulnerabilidad a una determinación férrea, "su volubilidad era hipnótica".
El periodista, que hasta entonces había escrito en un periódico que combatía con dureza a los poderosos, se sentirá fascinado con el estilo de vida de Stone, "el dinero, los sirvientes, la ropa, los cuadros, el ocio y la abundancia"; comprobará el poder de atracción del dinero y su acción destructiva sobre las personas. La investigación se irá complicando cada vez más, recibirá amenazas de muerte para no continuar, descubrirá el asesinato de una adivina que puede estar relacionado con la muerte de Stone y se adentrará en un mundo en el que se mezclarán sobornos, corrupción, fraudes, especuladores, desvíos de dinero, chantajes, anarquistas, intereses armamentísticos, acciones en bolsa, movimientos para provocar guerras, etc. Se sentirá manipulado en un juego que le sobrepasa, situándose en medio de una conspiración para
involucrar a todo el continente en una guerra.
La historia nos llevará hasta los momentos previos de la Primera Guerra Mundial. La segunda y la tercera parte del libro nos darán las claves para encajar las piezas sueltas del relato sobre la vida de Stone y de Elizabeth. Los dos relatos forman parte del contenido de la herencia que recibe el protagonista al principio del libro. La segunda parte es la narración del mismo Henry Cort, que nos lleva hasta el año 1890, en un relato de espionaje con una Gran Bretaña que "se encuentra sola en el mundo, suscita envidias y resentimiento por su riqueza y por la bastedad de su imperio".
Henry Cort, empleado de banca, es reclutado para trabajar como agente secreto. En esta narración descubrimos que la victoria en una guerra ya no depende del número de hombres de cada ejército, sino del dinero que posean, "el movimiento de capital será el que decida la guerra y la paz". Henry se introduce en un mundo en el que la línea entre lo correcto y lo incorrecto aparece muy difuminada. Lo moral y lo ético quedan aparcados a favor del interés nacional y del patriotismo. Aquí surgen importantes preguntas, ¿es todo lícito por el bien del país?, ¿puede quedar la moral aparcada en determinadas situaciones?
En la tercera parte, tenemos el relato en primera persona de John Stone, escrito poco antes de morir y que "explicará, espero, algunos elementos de mi vida, y tal vez proporcione la información necesaria para satisfacer las disposiciones de mi testamento". Atormentado de forma extrema, retrocederá hasta Venecia, en el año 1867, para que podamos entender las motivaciones de todas sus acciones y las razones de su muerte. En esta narración comprobaremos los peligros de la pasión desenfrenada y la naturaleza y esencia del amor verdadero. La caída de John Stone se divide en tres partes que nos ofrecen un relato policíaco, una aventura de espionaje y una original historia de amor. Las tres piezas encajarán a la perfección en un final sorprendente que culmina con acierto una gran novela.
Además de encontrarnos ante una novela escrita con maestría, la historia nos invita a reflexionar sobre temas como la necesidad de redención, la realidad del dinero como motor de las principales decisiones que toman los gobiernos del mundo, los peligros de juzgar por las apariencias y la avaricia que anida en el corazón del hombre, sea cual sea su posición social.
(Reseña publicada en MujerdeHoy).
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