jueves, 2 de diciembre de 2010

"El sueño del celta", de Mario Vargas Llosa

La concesión del Premio Nobel de Literatura al escritor peruano Mario Vargas Llosa, casi ha coincidido en el tiempo con la publicación de “El sueño del celta” (ed. Alfaguara, 2010), una extraordinaria novela que, al igual que ocurría en “La fiesta del Chivo”, se adentra en lo más terrible e inquietante de la maldad humana, esta vez con un personaje controvertido, el irlandés Roger Casement, que publicó dos informes revolucionarios denunciando los abusos cometidos en el Congo Belga y en la Amazonía sudamericana, conmocionando los cimientos de la sociedad de su época. Estamos ante un libro muy bien escrito, como no podía ser de otra forma, que se paladea con gusto por su estilo narrativo pero que se convierte en una bofetada brutal por su contenido perturbador, duro, que refleja en toda su crueldad la maldad de la naturaleza humana.

La novela comienza en el año 1916, con Roger encarcelado en Londres esperando, esperando la respuesta del gobierno británico a su petición de indulto a la condena de pena de muerte. En una situación terrible, hundido, traicionado, fracasado y rechazado por sus amigos, tendrá que hacer frente a la publicación de una diarios encontrados por Scotland Yard en los que, supuestamente, escribió todo tipo de infamias y obscenidades, dando paso a una campaña de difamación en su contra.

Desde la celda, Roger rememorará los episodios más importantes de su vida, que se dividen en cuatro etapas principales. En primer lugar, su infancia y juventud, nacido en 1864 en Irlanda, creció escuchando los relatos de su padre, un capitán que les contaba fascinantes historias sobre sus batallas en la India y Afganistán. Devorando libros sobre los más famosos aventureros, soñaba con emular las proezas de personajes ilustres como Livingstone y Stanley. Su pasión por África le llevó a viajar al continente a los 20 años, dejándolo todo y adentrándose en una fascinante aventura.

Desde el año 1984, Roger sirvió como cónsul británico en varios países, siendo testigo de la explotación colonial llevada a cabo por Leopoldo II, rey de los belgas, al que en el año 1885 las grandes potencias europeas regalaron el Estado Independiente del Congo. En principio, el objetivo era que “abriera ese territorio al comercio, aboliera la esclavitud y civilizara y cristianizara a los paganos”, y Roger se unió a la causa de forma entusiasta. Pero pronto comprobó que estaba ante un personaje pomposo, ególatra, un estadista de inteligencia fría y maquiavélica. El verdadero objetivo de la colonización fue la explotación de los recursos del país, especialmente el caucho, el oro negro de la época. “En pocos años el Congo se convirtió en el primer productor mundial del caucho que el mundo civilizado reclamaba cada vez en mayor cantidad para hacer rodar sus coches, automóviles, ferrocarriles, además de toda clase de sistemas de transporte, atuendo, decoración”. Leopoldo creó un ejército de soldados belgas y milicianos nativos, lleno de rufianes, ex presidiarios, aventureros codiciosos, brutales e insaciables.

En 1903 se le encargó realizar un viaje a las aldeas, misiones, campamentos y factorías para comprobar qué había de cierto en las acusaciones formulada por la Sociedad para la Protección de los Indígenas, en Londres, y algunas iglesias bautistas y misiones católicas en Europa y Estados Unidos, acusando a Leopoldo II de explotar de forma inhumana y cruel a los indígenas.

Este viaje será el origen del primer informe que sacudirá las conciencias de la época y le creará también importantes enemigos. Pero, cuando creía haberlo visto todo sobre la maldad humana en el Congo, realizará en 1910 un viaje a la Amazonía, para investigar las atrocidades cometidas por una compañía inglesa, explotando de forma miserable a los indígenas, con mutilaciones, secuestros y todo tipo de monstruosidades. Roger realizará un segundo informe en que denunciará un sistema de explotación del caucho, “basado en el trabajo esclavo y en el maltrato de los indígenas atizado por la codicia de los jefes que, como trabajaban a porcentaje del caucho recogido, se valían de los castigos físicos, mutilaciones y asesinatos para aumentar la recolección” .

El grado de maldad que Roger encuentra tanto en África como en América del Sur le llevan a odiar al imperio británico y a identificar la situación de los indígenas con la de su pueblo irlandés, al que considera igualmente explotado por los colonizadores. Comienza así su conversión al nacionalismo radical, luchando desde ese momento por la independencia de Irlanda .

Curiosamente, sus esfuerzos por luchar contra el trágico episodio del Alzamiento de Semana Santa, serán los que lleven a la cárcel, acusado de promoverlo. Las razones de esta confusión se irán desvelando a lo largo de la novela y serán ilustrativas de las vicisitudes de un personaje cuya vida “había sido una contradicción permanente, una sucesión de confusiones y enredos truculentos, donde la verdad de sus intenciones y comportamientos quedaba siempre, por obra del azar o de su propia torpeza, oscurecida, distorsionada, trastocada en mentira”. Esta parte nos llevará hasta el odio y la sin razón de los nacionalismos.

Los diarios de Roger han sido objeto de múltiples interpretaciones y no se sabe muy bien si fueron escritos por él o son fruto de una conspiración de los ingleses para desacreditarlo. Pero Mario Vargas Llosa parte de ellos para presentarnos el retrato de un personaje contradictorio con múltiples facetas que nos acercan a un héroe, un luchador contra las injusticias, pero con todo tipo de debilidades, luchas y frustraciones propias de la naturaleza humana.

Su visión optimista de la vida se dará de bruces contra la maldad sin límites que encontrará en el Congo y en la Amazonía. Descubriremos su relación con el aventurero Stanley, un personaje lleno de sombras y destacará también su encuentro con en Joseph Conrad, al que abrió los ojos a una realidad brutal que dejó plasmada posteriormente en su libro “El corazón de las tinieblas”.

Vargas Llosa ofrece una versión convincente sobre la verdad en torno a los diarios, aunque estos escritos siguen rodeados de misterio, dando lugar a todo tipo de especulaciones, ¿fue Roger realmente un vicioso pervertido como señalan los diarios?, ¿se lo inventó todo?, ¿fue una trampa de sus enemigos?, ¿son reales las luchas de su alma atormentada tal y como aparece reflejado en los diarios?

El protagonista absoluto de la novela es el mal, que despertó en el protagonista “inquietudes más profundas y transcendentes sobre la condición humana, sobre el pecado original, sobre el mal, sobre la Historia". "En sus viajes vio los extremos que podían alcanzar la “la codicia, la avaricia, los prejuicios, la crueldad. La corrupción moral”, pero también se encontró con personas que luchaban por la justicia y la defensa de los más necesitados.

La novela realiza un cuadro de la maldad humana que nos deja atormentados, totalmente hundidos, “la maldad la llevamos en el alma. No nos libraremos de ella tan fácilmente. La maldad que nos emponzoña está en todas partes donde hay seres humanos, con las raíces bien hundidas en nuestros corazones”. Pero, afortunadamente, en el libro también encontramos esperanza, rayos de luz en medio de la oscuridad, personificados en personajes como el pastor Theodore Horte, quien frente a la realidad de que de Europa había llegado lo peor a África, luchaba por llevarles lo mejor, “no la codicia de los mercaderes de alma sucia, sino la ciencia, las leyes, la educación, los derechos innatos del ser humano, la ética cristiana”. También le explicaba a Roger la necesidad de que los nativos conocieran al verdadero de Dios, y que reemplazaran los ídolos que adoraban, “por el Dios cristiano, el Dios de la piedad, del amor y de la justicia”.

Esta nueva visión fue la que volvió a impulsar a Roger en medio de la desesperación, aunque sus luchas espirituales continuaron toda su vida tal y como le anticipó el pastor, “Dios tiene sus procedimientos. Desasosiega, inquieta, nos empuja a buscar. Hasta que un día todo se ilumina y ahí está Él. Le ocurrirá, ya verá”. No sabemos cuál fue la repuesta final del protagonista…

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