"De guardia con Óscar", (ed. Maeva, 2010) es el increíble testimonio del geriatra David Dosa, que nos cuenta la fascinante historia de Óscar, un gato con un extraordinario don para predecir la muerte de los pacientes de la residencia donde habita.
David Dosa es médico especialista de geriatría, trabajando en el tercer piso del Centro de Enfermería y Rehabilitación Steere en Providencia, Rhode Island, lugar en el que lleva un año viviendo el gato Óscar. Hasta ese momento se había comportado como un gato normal, hasta que Mary Miranda, la ayudante de David y “jefa” en funciones de la planta, le llamó la atención sobre un hecho extraordinario, Óscar visitaba a los pacientes que iban a morir y se quedaba con ellos durante sus últimas horas. David se muestra escéptico en un principio, “por mi fe en la ciencia y mi propia vanidad intelectual, me resultaba más sencillo rechazar la idea de que un felino corriente pudiera saber más que los médicos”, aunque, en el fondo, “me sentí extrañamente eufórico ante la posibilidad de que pudiera estar equivocado”. Pero su actitud cambió, cuando los episodios se repitieron con pacientes que no presentaban síntomas de estar próximos a la muerte.
El médico se convierte así en un detective que comienza una investigación dispuesto a llegar al corazón del misterio. Realizará múltiples entrevistas a los familiares de pacientes ya fallecidos que recibieron la visita de Óscar en el duro trance de la muerte. A través de historias emotivas e impactantes, David recibirá lecciones trascendentales sobre cómo valorar lo cotidiano, no afanarse por el futuro, apreciar los pequeños triunfos, disfrutar en cada momento de los regalos que nos ofrece el aquí y el ahora, descubriendo que hay cosas más importantes en la vida que lo material.
El autor mostrará un tacto exquisito a la hora de tratar con los familiares y pacientes, teniendo que lidiar con la rabia y la frustración que muchas veces vierten sobre él. Las historias narradas por David nos situarán también frente a las decisiones complicadas que hay que tomar en las últimas fases de las enfermedades, situando a familiares y profesionales ante dilemas éticos de complicada solución.
Estamos ante un libro muy especial, más allá de la interesante y curiosa historia del gato Óscar, un encantador animal que se ha convertido en un ángel que acompaña a los ancianos en sus últimos momentos y que consuela a sus familiares en tan duro trance. “De guardia con Óscar” es un testimonio impactante sobre cómo afrontar enfermedades tan terribles como la demencia, que destrozan la vida del que la sufre y de los que viven a su alrededor. Y, por encima de todo, el libro es una invitación a reflexionar sobre la muerte, aprender a aceptar su llegada y, finalmente, afrontar el acto de amor más profundo, que a veces “consiste en dejar que la otra persona se marche en paz”.
El autor reconoce que “a nadie le gusta hablar de la muerte”, algo que podemos comprobar con el cambio significativo que se está produciendo en nuestro país, donde hemos pasado de celebrar “el día de todos los santos”, un día para recordar a los muertos y tenerlos presentes, a importar la fiesta de Halloween, para burlarse de todo lo relacionado con la muerte y, en muchos casos, encontrar una excusa para los excesos y el alcohol. Sin compartir el significado ninguna de las dos celebraciones, creo que este cambio es significativo de cómo la sociedad intenta dar la espalda a una realidad dura pero inevitable, todos vamos a morir. Éste libro es una bófeta de realismo que conseguirá emocionarnos y hacernos reflexionar sobre la realidad del sufrimiento y de la muerte.
Al final del libro, encontraremos la conclusión a la que ha llegado el autor sobre el don de Óscar, pero lo más importante es que descubriremos sabios consejos sobre cómo afrontar enfermedades terminales y degenerativas, algo que el autor vivirá en primera persona a nivel personal y familiar. Descubriremos los problemas de la denominada “generación sándwich”, personas atrapadas entre la educación de sus hijos y el cuidado de sus familiares mayores y, finalmente, se nos invitará a ser prácticos y “aprender a jugar con las cartas que nos han tocado”.
Sólo me queda la tristeza de comprobar cómo falta una perspectiva espiritual, debido al agnosticismo del autor, que él mismo reconoce que es fruto de la educación recibida por su padre católico y su madre judía. No da más detalles, pero imagino que es víctima de la hipocresía de muchas personas cuyas vidas no tienen nada que ver con lo que dicen creer. En medio de estas situaciones duras, el autor llega a afirmar que “Dios es como los gatos, responde a tu llamada cuando le da la gana”. Creo que es un sentimiento normal en medio de situaciones difíciles de entender, pero creo que la realidad es todo lo contrario a lo que manifiesta el autor, somos los seres humanos los que nos comportamos como los gatos y nos acordamos de Dios cuando a nosotros nos da la gana, especialmente cuando las cosas nos van mal y nos sentimos desbordados por las circunstancias. Afortunadamente, su amor y misericordia son abundantes.
No te pierdas este libro que te llegará al corazón. En primer lugar, con un gato extraordinario, pero también con el comportamiento del doctor Dosa y de su ayudante, la enfermera Mary, que resultan admirables. Además, con muchos de los familiares que aparecen en el libro y que nos emocionarán con sus historias de amor y compromiso por sus seres queridos, personas “que tienen que aprender a querer a la persona en la que se ha convertido el enfermo y encontrar momentos de felicidad en las pequeñas cosas”.
Reseña publicada en MujerdeHoy.
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2 comentarios:
Muchísimas gracias por tu reseña de la novela. La tenía en mi punto de mira porque tiene muy buena pinta.
Estoy totalmente de acuerdo contigo en lo que dices de que somos nosotros los que solo nos acordamos de Dios cuando nos da la gana y cuando estamos en apuros. Aunque siempre nos interesa más decir que es este el que se olvida de nosotros.
Me ha gustado mucho tu opinión así que lo compraré seguro.
Un saludo
Hola Dácil
Gracias a ti por tu comentario. Espero que el libro te guste.
Un saludo
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