“Los sonámbulos” (ed. Viceversa, 2010), es la primera novela del periodista Paul Grossman, una historia extraordinaria, un thriller que nos deja sin aliento y que nos hace viajar a una época terrible y brutal, los momentos previos a la fatídica subida al poder del partido nazi en Alemania.
Berlín, noviembre de 1932, Willi Kraus, inspector de la Brigada de Homicidios de la Kripo, la policía criminal de Berlín, debe investigar la aparición de un cadáver flotando en el río Havel. Los huesos de las piernas de la víctima, una joven de 25 años, han sido manipulados de forma salvaje y cruel. Willi había visto todo tipo de cadáveres, mutilados, decapitados, hechos picadillo y convertidos en salchichas, pero éste le dejó perplejo por su crueldad.
Al mismo tiempo, Willi recibe un encargo personal del canciller Paul von Hindenburg, presidente y padre simbólico de Alemania. Debe investigar la desaparición de la princesa Magdelena Eugenia, hija del rey de Bulgaria, ocurrida en el hotel más ilustre de Berlín. Desapareció al salir del hotel en estado de sonambulismo después de haber asistido a una sesión de hipnotismo del mentalista más famoso de Berlín.
Willi acepta el encargo a regañadientes, ya que piensa que esta investigación le va a distraer del caso de asesinato, pero el canciller quiere que se encargue personalmente, ya que es el policía más conocido de Alemania. Se hizo famoso por atrapar al monstruo Devorador de Niños de Berlín. Todo el mundo le reconocía por la calle y le pedía autógrafos, algo contradictorio, ya que Willi era judío y el antisemitismo se extendía como la espuma por toda Alemania.
El caso de la desaparición dará un giro siniestro y se relacionará con el cadáver hallado en el río. Las horribles piezas del rompecabezas irán encajando, pero el cuadro que dibujarán estará lleno de horror. Willi realizará descubrimientos terribles que le llevarán a relacionarse con los dirigentes nazis y enfrentarse a ellos, en una lucha de David contra Goliat.
La novela tiene un ritmo frenético, con un personaje principal que cada vez se verá más implicado en el caso, hasta llegar a una encrucijada personal por su condición de judío. Asistiremos también al horror de la ideología nazi, con sus técnicas de conspiración para hacerse con el poder y los experimentos inhumanos que realizaron. También comprobaremos cómo el antisemitismo se fue extendiendo por toda la población en una ciudad que había tocado fondo, “enloquecida por años de guerra, derrotas, revolución, hiperinflación y, finalmente la Gran Depresión”. La investigación llevará al protagonista hasta los bajos fondos de la ciudad, en los que la depravación se extendía con “maníacos sexuales, asesinos en serie, matones con camisas pardas y rojas peleándose por el control de las calle”.
El personaje de Willi es el gran logro de la novela. Es un idealista, que huye de la fama ya que sólo le importa ser detective y defender la ley, ya que sin ley, el débil está indefenso. Arrastra una situación trágica en su familia que se desvelará al comienzo de la novela y tiene que luchar contra todos los prejuicios por ser judío. Asistiremos a su despertar a una realidad que se niega a aceptar en un principio, pero que terminará por afectarle de forma implacable.
Los principales dirigentes nazis, con Hitler a la cabeza, son protagonistas de una historia que sacará a la luz lo más depravado de la condición humana. También aparecen otros personajes conocidos como Marlene Dietrich, Thomas Mann o Albert Einstein.
El autor realiza una metáfora original y acertadísima al comparar a los personajes en estado de sonambulismo con una Alemania a la que los nazis hipnotizaron, convirtiéndola en un país de sonámbulos.
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