“La voz del pasado” (ed. Martínez Roca, 2010) es la primera novela del periodista Fernando Rueda, un thriller de espionaje que nos llega con la mejor de las recomendaciones, “Fantástica. La mejor novela de espías escrita en castellano” (Julia Navarro).
La protagonista de la novela es Manuela Langares, Ela, quien con 45 años ha sido nombrada Directora general de Operaciones del CNI, convirtiéndose en la primera mujer en la historia que ocupaba un cargo operativo tan importante. Estaba al mando del KA, “la unidad de los James Bond españoles”, teniendo bajo su mando a más de 400 agentes.
Ela lleva en la sangre el gusanillo del espionaje, ya que con 16 años descubrió que tanto su abuelo como su padre habían sido espías. Ahora, su abuelo está a punto de morir y su padre había fundado una empresa de seguridad que realizaba trabajos de protección relacionados con el espionaje industrial.
Pocos días después de tomar posesión del cargo, su segundo en Operaciones recibe una llamada de alguien que se apoda “Badía”, advirtiéndoles de una conspiración para matar a un príncipe inglés en España. La investigación sobre la identidad de Badía les llevará a descubrir su intervención en tres episodios relacionados con las muertes de Grace Kelly, Lady Di y Juan Pablo I.
Ela era aficionada a resolver puzzles, pero “este en el que estaba inmersa comenzaba a convertirse en una pesadilla”. Lo que Ela desconoce es que esto es sólo el comienzo de una serie de acontecimientos que le desvelarán una realidad sobre su familia muy diferente a la que conocía. Además, su abuelo decide dejarle en herencia un testamento muy particular, varias grabaciones en las que relata un pasado lleno de remordimientos, “estas cintas que empiezo a grabar son exclusivamente para ti. No creo que tu padre quiera contarte el fructífero y detestable trabajo que algunos montamos a lo largo de decenas de años, pero, por si llega ese día o descubres por cualquier otro motivo aquello a lo que me dediqué, voy a bucear en el baúl de los recuerdos y a desvelar íntegros los detalles de mi relación secreta y la de algunos amigos con Philby”.
La narración de su abuelo se remonta al año 1938, en plena guerra civil cuando conoció al periodista Kim Philby, “un aristócrata inglés, culto, de refinadas maneras y con una pasión desmedida por la aventura”. Después de la guerra, comenzó a colaborar con Philby en asuntos de inteligencia, desconociendo que se encontraba ante al hombre que desarrolló “la más brillante carrera de agente doble que se recuerda en el espionaje”. Las cintas desvelarán secretos, crímenes y operaciones encubiertas que se convertirán en claves para la investigación que Ela está desarrollando en la actualidad.
La novela no da tregua al lector, su ritmo es trepidante, con giros constantes en la narracción y revelaciones sorprendentes sobre verdaderos acontecimientos históricos. Mientras disfrutamos de una lectura muy entretenida, asistimos también a una descripción detallada del funcionamiento del CNI, a través de la narración descubrimos cómo está estructurado y cómo se desarrollan sus misiones. Este libro nos demuestra por qué su autor es considerado el máximo especialista español en asuntos de espionaje. Sin duda, una lectura muy recomendable.
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