“Los secretos del club Lázaro”, de Tony Pollard (ed. La Factoría de Ideas, 2010), es un thriller histórico que mezcla intriga, crímenes, historia y avances tecnológicos en una historia trepidante.
Año 1857, George Phillips, uno de los mejores cirujanos de Londres que trabaja en el Hospital St. Thomas, recibe una invitación para ser el secretario permanente del enigmático Club Lázaro, una sociedad secreta donde se reúnen sus peculiares miembros, unos hombres visionarios e imaginativos que pretenden beneficiarse del conocimiento y la experiencia de los demás.
Personajes como Charles Darwin, Isambard Kingdom Brunel o Charles Babbage, forman parte de este selecto y enigmático club. Desde el momento en el que acepta entrar en el club, comienzan sus problemas que le sumergirán en una pesadilla.
La invitación del club coincide con la aparición de una serie de cadáveres de prostitutas con el corazón y los pulmones extirpados. El inspector Tarlow, de la policía metropolitana de Londrés, está al mando de la investigación y solicita la ayuda del doctor Phillips para que examine los cadáveres. El caso dará un giro imprevisto y el doctor se convertirá en el principal sospechoso.
Phillips tendrá que investigar personalmente para limpiar su nombre, a la vez que debe realizar un encargo de Brunel que provocará una serie de sucesos que pondrán en peligro su vida y que le obligarán a escarbar en el pasado del club para obtener las diferentes piezas que le hagan completar el puzzle que salve su vida y su reputación. Tendrá que descubrir quién maneja los hilos de una conspiración que le ha situado en el punto de mira y cuyas repercusiones pueden alcanzar unas dimensiones demasiado peligrosas.
La novela desarrolla una intriga que engancha, a la vez que nos presenta a una serie de personajes históricos a los que encontramos en situaciones novedosas, como es el caso de Darwin. Pero el protagonista indiscutible de la novela es Brunel, un ingeniero que en España no es muy conocido, pero que es una institución en Inglaterra, siendo elegido en una encuesta como el segundo personaje británico más influyente de todos los tiempos. Fue un visionario con una capacidad inventiva prodigiosa y un ingenio que le llevaron a construir líneas de ferrocarril, barcos de vapor, puentes y túneles que resultaron toda una revolución innovadora para la época.
Además de los crímenes y los avances tecnológicos, en la novela encontramos referencias culturales e históricas a temas como la evolución, la piedra Rosseta, una curiosa versión sobre la teoría de la navaja de Ockham y, especialmente, un homenaje a Frankenstein y a los excesos del hombre jugando a ser Dios.
1 comentario:
Una novela divertida
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