“Seda roja”, de Qiu Xiaolong (ed. Tusquets, 2010), es el quinto título de la serie de novelas policíacas protagonizadas por Chen Cao, inspector jefe del Departamento de Policía de Shanghai, un personaje muy peculiar, ya que estamos ante un espécimen destacado de los “Mamíferos Devoradores de Libros”.
En una China cambiante, con nuevas oportunidades de negocio, las más increíbles habían surgido en el negocio de la construcción. La corrupción asomaba de forma obscena y destacaba la figura de Peng Liangxin, promotor inmobiliario, apodado “el Bolsillos Llenos Número Uno de Shanghai”. Muy a su pesar, Chen se encuentra investigando “el caso del complejo residencial de la manzana nueve oeste” relacionado con Peng. El inspector sabe que está ante un caso de corrupción inmobiliaria que “podía convertirse en un caso importante, de consecuencias políticas desastrosas”. Chen se había inscrito en un máster especial de la universidad sobre literatura clásica china, lo que le permite desentenderse de un caso que le resultaba incómodo.
El subinspector Yu Guangming, se queda como jefe en funciones de la brigada de casos especiales, en ausencia de Chen. La aparición de un cadáver provocará una convulsión social en Shanghai, ya que pueden enfrentarse al primer asesino en serie sexual de la ciudad. Había aparecido el cadáver de una muchacha enfundado en un vestido muy llamativo, rojo y de estilo mandarín. El caso había levantado mucha expectación porque el cadáver había aparecido junto a varias tiendas de lujo. “El caso del vestido mandarín rojo” se convierte en una investigación desconcertante, con múltiples teorías, y se complicará aún más con la aparición de nuevas víctimas.
La ciudad de Shanghai se había caracterizado por la eficiencia de su Gobierno y, entre otras, por su bajo índice de criminalidad. Un caso como éste, podía llevar a la gente a pensar que la policía de la ciudad es incompetente, por lo que el equipo policial deberá involucrarse hasta el final y Chen deberá volver muy a su pesar. Tendrán que desentrañar los mensajes que el asesino envía a través de las características especiales de sus crímenes.
La novela nos presenta una investigación policial convincente, a la vez que asistimos a la descripción de la problemática de un país que vive una época de transición convulsa. Pero lo más destacado del libro, sin lugar a dudas, lo encontramos en la riqueza del perfil del protagonista. Estamos ante un “Devorador de Libros” convencido de que “para ser un investigador competente en la sociedad actual, es preciso adquirir tantos conocimientos como sea posible”. El inspector Chen aplica estos conocimientos literarios en la investigación de los casos, a la vez que se encuentra sumergido en un proyecto literario que guardará relación con el caso.
Además de lector, es traductor y miembros de la Asociación de Escritores. En cuanto a su carrera profesional, es uno de los inspectores jefe más jóvenes del cuerpo y había progresado con suma facilidad en su carrera profesional. Es el candidato con más probabilidades de suceder al secretario del Partido Li Guohua como cargo principal del Partido en el Departamento de Policía de Shanghai. Pero, a pesar de haber resuelto varios casos “de gran importancia”, se sentía cada vez más frustrado con su trabajo. “La resolución de varios de estos casos no había satisfecho sus expectativas como policía”. A lo largo de la historia iremos conociendo más detalles sobre su peculiar personalidad, mientras avanzamos en el desarrollo de una compleja e interesante investigación.
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