domingo, 11 de julio de 2010

"Poirot en Oriente"

Con 40 años de edad, Agatha Christie descubrió una de sus grandes pasiones, la arqueología, y un escenario único, Oriente Próximo, donde “pasaría los años más felices e intensos de su vida”. En esta ocasión, RBA Ediciones nos presenta tres grandes novelas ambientadas en aquel fascinante lugar, se trata de “Asesinato en Mesopotamia”, “Muerte en el Nilo” y “Cita con la muerte”, que aparecen en un único volumen bajo el título “Poirot en Oriente”.

Las tres novelas nos presentan al detective de viaje por vacaciones. Poirot quiere disfrutar de un tiempo de descanso, ya que ha trabajado suficiente en el pasado y ahora toca disfrutar de lo ganado, “hice mis economías cuando podía y ahora poseo medios suficientes para llevar una vida reposada”. Pero no puede evitar que los cadáveres afloren cerca de él, “¡Indudablemente, dondequiera que voy, siempre algo me recuerda el crimen!”. Afortunadamente, su mente no se toma vacaciones, “yo trabajo con mi cerebro, y no me avergüenza decirlo”. Preparémonos, pues, para visitar lugares fascinantes como Jerusalén, Petra, Egipto o Bagdad que se teñirán de sangre mostrando lo más miserable de la naturaleza humana.

Cada novela tiene como protagonista a una mujer, en torno a las cuales se producirán las diferentes situaciones que terminarán con un crimen que, no por previsible, dejará de ser interesante. En “Cita con la muerte”, tenemos a Mrs. Boynton, la matriarca de una peculiar familia rica que recorre el mundo sin hablar con nadie. La madre mantenía a todos sus miembros bajo una tiranía, danzando a su alrededor, y nadie se movía sin su consentimiento. En “Muerte en el Nilo”, la protagonista es Linnet Ridgeway, la mujer más rica de Inglaterra. Es joven, rica y bella, acostumbrada a conseguir todo lo que desea. Se convierte en la envidia de todos los que viven a su alrededor. Por último, en “Asesinato en Mesopotamia” encontramos a Mrs. Leidner, esposa de un reconocido arqueólogo al frente de una expedición en Bagdad. La mujer sufre una crisis nerviosa y tiene ataques de pánico con extrañas visiones. Todos creen que se inventa historias y “era una de esas mujeres que se crean enemigos fácilmente”.

Alrededor de estas tres mujeres encontraremos a una serie de personajes fascinantes, ricos en sus perfiles psicológicos, que esconderán todo tipo de secretos, miserias, celos, pasiones, intrigas, envidias, odios, anhelos, sueños, etc. Sus acciones demostrarán la premisa que tiene muy en mente Poirot cuando interroga a los sospechosos, “cualquiera puede convertirse en un criminal en un momento dado”.

La relación de los crímenes con el detective belga será diferente en cada caso, teniendo que adaptarse sobre la marcha a las diferentes peculiaridades de las investigaciones. En las dos primeras novelas hay un elemento común; de forma fortuita, Poirot escucha dos conversaciones que serán premonitorias y claves en la resolución de los casos. Posteriormente, conocerá a los diferentes sospechosos antes de que se produzcan los crímenes, facilitándole la investigación. En la última de las novelas, el detective llega una vez que se ha cometido el crimen, por lo que necesitará la ayuda de Amy Leatheran, narradora y protagonista de la historia, para que le cuente “lo que sentía exactamente cada uno de los miembros de la expedición hacia Mrs. Leidner”.

Además de encontrar unas tramas originales, bien definidas, que mantienen la intriga hasta el final, la figura de Hercule Poirot vuelve a destacar de forma sublime convirtiéndose en la gran atracción de las historias.


Su apariencia excéntrica provoca el desprecio inicial en muchos de los personajes, como es el caso de Amy Leatheran, que narra de forma sincera su primer encuentro con el detective, al que había imaginado como “alguien parecido a Sherlock Holmes, alto y delgado, con un rostro alerta e inteligente”, sin embargo, medía aproximadamente un metro sesenta y cinco, regordete, viejo, con unos bigotes enormes y la cabeza en forma de huevo. ¡Parecía un peluquero de comedia cómica!… al contemplarlo, le entraba a una ganas de reír”. En otro caso se referirán a él como “ese hombrecillo ridículo”.

Pero, bajo esta apariencia ridícula, encontramos un realidad muy diferente:

“- ¿Es tan tonto como pareceré?
- No tiene nada de tonto.
- Eso me temía…"


Los personajes de las tres novelas acabarán deslumbrados por las capacidades del detective. En primer lugar, es implacable con los asesinos, “no perdono el crimen. Es la última palabra de Hercule Poirot”. Para atraparlos, utiliza un método sencillo y eficaz, “opino que la criminología es la ciencia más fácil del mundo. No hace falta más que dejar hablar al criminal. Tarde o temprano, confesará la verdad”. Pero, claro, esto no se encuentra al alcance de cualquiera, porque estamos ante alguien que lo observaba todo “registrando sus impresiones en el cerebro como en un archivo”.

Poirot también es un hombre de principios. Lo podemos encontrar en la primera de las novelas, donde podemos pensar que la persona asesinada se lo merecía. Pero el detective no admite excusas, porque “el carácter moral de la víctima no tiene nada que ver con el delito. Un ser humano que se toma el derecho de hacer un juicio particular y arrebata la vida a otro ser humano, no debe vivir entre los demás. Se lo dice Hercule Poirot”. Está convencido de que “la vida y la muerte son atributos de Dios” y nadie tiene derecho a ocupar su lugar.

Las historias de Agatha Christie tienen un componente moral que volvemos a encontrar en esta ocasión. La maldad del alma humana queda nuevamente reflejada con situaciones que demuestran que “el deseo de triunfar, el ansia de poder conducen a la mayoría de las enfermedades del alma”. Muchos de los personajes de la novela no siguen el principio bíblico que se cita en el libro de “saber contentarnos con lo que tenemos sin correr angustiados tras los honores y los bienes materiales”.

La capacidad de Poirot de observar y comprender las complejidades psicológicas del ser humano le permitirá aplicar un método basado en “la criba de la evidencia, por un proceso de razonamiento… y por un estudio de las posibilidades psicológicas”. También descubrirá los temores y miedos que se esconden bajo fachadas de felicidad, como será el caso de la protagonista de “Muerte en el Nilo”, “aunque esta joven señora es rica, bella y amada, hay al mismo tiempo algo que obstaculiza su felicidad… no es oro todo lo que reluce”.

El menú es irresistible, este verano tienes la oportunidad de volver a disfrutar con un personaje único, que se permite el lujo de realizar afirmaciones como la siguiente:

“-¿Es usted detective?
- Sí, mademoiselle.
- ¿Un detective famoso?
- El mejor detective del mundo”.


¿Crees que es presuntuoso? Vanidoso, seguramente; él mismo lo reconoce al explicar la razón por la que siempre prepara una representación final para desvelar quién es el asesino, “me gusta tener auditorio, debo confesarlo. Soy un hombre muy presumido y lleno de vanidad. Me gusta decir: ¡Vean qué listo es Hercule Poirot!”

Pues, no se hable más, prepárate para comprobar “qué listo es Hercule Poirot” y decide tú mismo si el detective es presuntuoso en sus afirmaciones. Yo lo tengo muy claro. Admiro a Holmes y Miss Marple que comparten el tercer lugar de mi podio particular. El inspector Wallander se sitúa en el segundo cajón muy cerca del primero, con su serie de novelas inolvidables. Pero el lugar de privilegio lo ocupan las "pequeñas células grises" del "mejor detective del mundo".

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1 comentario:

Stefy Bambú dijo...

A mi también me encanta Hercule Poirot!!! De todas formas mi novela favorita de Agatha es la de "10 negritos"Me vuelve loca!!