En el primer relato del libro, “La aventura de la casa vacía”, encontramos a Watson relatando sus andanzas después de la muerte de Sherlock Holmes. Nos cuenta que aún después de la desaparición, siguió leyendo con “verdadera curiosidad los diversos misterios que salían a la luz pública e, incluso, más de una vez intenté, por puro placer personal, aplicar sus métodos para resolverlos, aunque sin resultados dignos de mención”. Concretamente, un caso le llamó la atención y al ver las noticias sobre cómo se estaba llevando su investigación añoró la presencia de su amigo, “comprendió con más claridad que nunca la pérdida que había sufrido la sociedad con la muerte de Sherlock Holmes”. Watson estaba seguro de que las características del caso habrían atraído a Holmes pero, lo que no puede imaginar, es que esta suposición se hará realidad.
Holmes reaparece de forma sorprendente, provocando que Watson se desmaye. Recuperado del shock, el detective le explicará cómo pudo salvarse de las garras de Moriarty y las causas por las que durante tres años ha simulado su muerte. Además, conocerá con preocupación que el peligro sobre Holmes no ha terminado, ya que todavía hay peligrosos enemigos que le buscan para matarle.
A partir de aquí volvemos a ver una selección de casos en los que Watson mantiene su antigua norma, “dar preferencia a aquellos cuyo interés no se basa tanto en la brutalidad del crimen como en el ingenio y los efectos dramáticos de la solución”. Holmes continúa como siempre, genial, por una parte, e impertinente por otra, “los tres años de ausencia no habían suavizado las asperezas de su carácter ni su irritabilidad ante inteligencias menos activas que la suya”. Tampoco ha mejorado su trato con las mujeres, lo demuestra en uno de los casos con una bella joven a la que “tomó la mano sin guante y la examinó con tanta atención y tan poco sentimiento como un científico examina un ejemplar de laboratorio”. Aunque en uno de los relatos le confesará a Watson que se he comprometido con una joven criada…
Seguimos comprobando las características especiales de su carácter, como su poca afición por el materialismo, hasta el punto de que “con frecuencia se negaba a ayudar a los ricos y poderosos cuando su problema no le resultaba de interés, mientras que dedicaba semanas de intensa concentración a los asuntos de cualquier humilde cliente cuyo caso presentara aquellos aspectos extraños y dramáticos que excitaban su imaginación y ponían a prueba su ingenio”.
La criminalidad en la ciudad de Londres había disminuido y Holmes era el gran culpable pero, aunque agradecía la seguridad que se respiraba en sus calles, el detective añoraba las aventuras de antaño, “desde el punto de vista del experto de la criminología, Londres se ha convertido en una ciudad particularmente aburrida desde la muerte del llorado profesor Moriarty”. Se lamenta de que ya no aparecen casos sensacionales en los periódicos, pero la realidad le hará cambiar de opinión y, a lo largo del libro, volveremos a asistir a casos en los que Holmes salvará a inocentes de ser condenados y encontraremos crímenes pasionales, venganzas, robos, fraudes, chantajes, secuestros, códigos encriptados, misterios extravagantes como el de una mujer aterrorizadas por unos simples dibujos ridículos de monigotes bailando, un hombre que siente tanto odio por Napoléon que va destruyendo todas sus imágenes, etc. Holmes se adentrará también por primera vez en el mundo del deporte, para investigar la desaparición de una estrella del rugby.
Aunque no encontraremos a Moriarty, Holmes sigue enfrentándose a peligrosos enemigos, entre ellos “El rey de los chantajistas”, un repulsivo criminal en palabras del mismo protagonista, “a lo largo de mi carrera he tenido que vérmelas con cincuenta asesinos, pero ni el peor de todos ellos me ha inspirado la repulsión que siento por este individuo”. Para culminar la colección, el último relato nos contará “el más importante caso internacional que jamás se le encomendó”, con el primer ministro de Inglaterra como cliente.
Afortunadamente el cadáver de Holmes no quedó sepultado en las cataratas de Reichenbach y resurgió con sus capacidades mentales intactas...
Puedes comprar el libro aquí: Popular Libros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario