La editorial Espasa ha publicado una nueva edición de la novela "El retrato de Dorian Gray", aprovechando el estreno de la película que adapta el clásico.
La única novela escrita por Oscar Wilde fue realizada por encargo y la historia de su composición y de las reacciones en contra que produjo su publicación ya resulta toda una aventura por sí sola. El libro fue criticado por inmoral, pero una lectura detenida de la novela desvela una conclusión muy diferente.
La historia comienza con una conversación entre el pintor Basil Hallward y su amigo Lord Henry, un libertino con unas ideas revolucionarias y una retórica convincente. Basil le comenta a su amigo que ha conocido a un joven llamado Dorian Gray y se ha quedado obsesionado con él ya que encuentra en el rostro de Dorian el ideal de la belleza y lo ha plasmado en un retrato.
Henry muestra un gran interés por conocer al joven, pero Basil se opone ya que no quiere que su amigo le acabe influenciando y le advierte “tiene un carácter sencillo y hermoso. No lo eches a perder. No trates de influirle. Tu influencia sería nefasta.”
A pesar de la oposición del pintor, Henry termina conociendo a Dorian Gray y ve en él el candor de la juventud, alguien que había sabido “guardarse sin mancha del mundo”. Henry se propone manipularlo como una marioneta y dominarlo a su antojo. Para él, el joven pasa a ser un experimento psicológico.
Henry es un ser amoral, muy crítico con la religión, “El terror a la sociedad, que es la base de la moral, el terror a Dios, que es el secreto de la religión… ésas son las dos cosas que nos gobiernan”. Defiende que “la única manera de librarse de la tentación es caer en ella” y seduce a Dorian con una propuesta tentadora “Sólo dispone usted de pocos años para vivir, real, perfecta y plenamente. Cuando su juventud se vaya, su belleza se irá con ella, y entonces, de repente, descubrirá que para usted ya no hay más triunfos”.
El discurso de Henry deja a Dorian fascinado, “había tocado alguna cuerda secreta que nada hasta entonces había tocado, pero que ahora sentía vibrar y provocar extrañas palpitaciones”. Se siente atraído hacia la tentación aunque ésta no le llevará al triunfo como había prometido Henry, sino el fracaso. El joven se convence de que “la juventud es lo único que merece la pena poseer” y se embarca en una búsqueda del placer, de nueva sensaciones, del hedonismo. Cae también en las garras del narcisismo, obsesionado con su apariencia juvenil, que se acrecienta al ver el cuadro de Basil terminado.
Cuando se da cuenta de que su juventud terminará y aterrorizado por la realidad del envejecimiento, ofrece su alma para que el cuadro envejezca y él permanezca joven. Expresa su deseo de “que él permaneciese joven y el retrato envejeciera; que su belleza no sufriese tacha alguna y la cara del cuadro sobrellevase el peso de sus pasiones y sus pecados, que a la imagen pintada pudieran surcarla las arrugas del sufrimiento y de la meditación mientras él conservaba todas la delicada lozanía y el encanto de la adolescencia."
El trato parece dar resultado hasta que Dorian se enamora de Sibyl Vane, una actriz desconocida que interpreta el papel de Julieta en un teatro de segunda. Su actitud egoísta con Sibyl y las terribles consecuencias que producirá quedarán reflejadas en el retrato cuyo rostro se convertirá en el reflejo de su conciencia y mostrará la verdadera naturaleza de Gray. Éste se dará cuenta de que sólo hay una forma de no ver su maldad reflejada, no pecar, vencer a la tentación y no ver a Henry. Pero no le resultará fácil librarse de la influencia de Henry, quien le hace ver que “para ti represento todos los pecados que nunca has tenido valor de cometer”. La historia nos guiará hacia un final trágico, con la muerte como protagonista principal.
Son varios los temas que el libro trata, entre ellos destacan lo efímero de la apariencia física y la tiranía de las pasiones descontroladas. Los discursos incendiarios de Henry son también una crítica a la hipocresía de la sociedad de su época, de un “puritanismo grosero y bronco”. El engaño de Henry es contraponer a esta actitud hipócrita, una vida entregada al lujo y al desenfreno, sin ningún tipo de autocontrol. Seduce a Dorian, identificando la pureza y la religión con lo aburrido mientras que el libertinaje lo presenta como la verdadera forma de disfrutar. Dorian cae en el error de enfrentar pureza con placer.
La novela de Wilde está escrita de forma exquisita y el recurso del retrato como conciencia reflejada del protagonista es una idea magistral. La imagen que refleja simboliza la ruina que los seres humanos llevamos en el alma. Dorian, al comprobar que el retrato es el espejo de su alma y a pesar de reconocer que éste carga con el peso de todos sus pecados, no quiere renunciar a la posibilidad de vivir eternamente, “¿Quién que supiera algo de la vida renunciaría a la posibilidad de permanecer siempre joven, por más fantástica que esa posibilidad pudiera ser, o por funestas que fuesen las consecuencias?”
La historia plantea también una pregunta interesante, ¿es posible cambiar el mal que llevamos dentro? Basil, el pintor que se quedará aterrorizado al ver la imagen de su amigo en el retrato, apelará a un versículo de la Biblia, Isaías 1:18, para invitarle a confesar sus pecados y arrepentirse de ellos como única solución: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.”
(Reseña publicada en MujerdeHoy.org)
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