miércoles, 3 de marzo de 2010

"Un malévolo váter explosivo y otras leyendas urbanas"

El escritor Peter Brigdes ha conseguido darle otra vuelta de tuerca al tema de las leyendas urbanas en "Un malévolo váter explosivo y otras leyendas urbanas" (Libros Cúpula, 2010), un libro muy entretenido y divertido.


Esta obra es algo más que un libro de leyendas urbanas, según palabras mismas del autor “es una selección de las más increíbles historias que me han sucedido, mientras trataba de descubrir la esencia de la rumorología y la verdad que subyace tras ella pero que nadie se cree”.

La originalidad del libro la encontramos en la narración en primera persona que realiza el autor, haciéndose cómplice de los relatos descabellados que presenta e invitando al lector a participar en un juego ameno y divertido. La naturalidad con la que cuenta las historias provoca que nos encontremos leyendo, por ejemplo, el relato de un cuidador de elefantes a punto de morir sepultado por los excrementos de uno de sus animales y pensemos que un suceso semejante es lo más natural del mundo.

Comienza con las leyendas más clásicas y populares. La Coca-Cola es protagonista de varias de ellas, como la que le atribuye el poder de corroer los dientes. Remedios surrealistas para evitar el embarazo, como saltar a la comba después de hacer el amor. Internet también tiene un papel destacado, con algunos correos realmente descabellados. Llegamos después a las más truculentas, como la enfermera fantasma, las maldiciones telefónicas o los obreros emparedados. La anécdota que da título al libro nos muestra lo peligroso que puede resultar la reforma del cuarto de baño.

Los muertos protagonizan también algunas historias tan curiosas como el empleado de una funeraria que murió al explotar el cadáver que estaba preparando para el velatorio. Las mascotas también aparecen en relatos relacionados con la muerte y en alguno truculento como el lazarillo homicida ¡ahí es nada! Todos los dueños de mascotas deberán tomar nota de estos relatos, por ejemplo los que tengan una serpiente y observen con cariño como el animalito se estira junto a ellos en la cama…

Los viajes por otros países pueden producir situaciones bastante comprometidas, como el turista que quería hacerse respetar en Turquía a base de eructos. La economía y los bancos, tan de moda actualmente para nuestra desgracia, tenía que tener también su lugar en el libro. Leer el apartado gastronómico se convierte en un ejercicio de valentía para los más escrupulosos, entre los que me incluyo.

Las leyendas sobre el tema del sexo demuestran que las relaciones sexuales pueden resultar mucho más arriesgadas de lo que podemos imaginar. También son sorprendentes los riesgos que podemos encontrar en nuestro hogar, dulce hogar. Por ejemplo, ahora que el gobierno español nos está regalando bombillas de bajo consumo, es muy posible que se produzca un aumento de ventosidades entre los pobres ciudadanos españoles o que crezcan las caries de los niños, ¡¡¡¡por lo que deducimos que el gremio de los dentistas puede estar detrás de la iniciativa del gobierno!!!!

Llegamos al apartado de la salud y aquí encontramos todo tipo de peligros que pueden producir una gran variedad de enfermedades y se nos advierte de que el lugar donde tenemos el botiquín pude ser peor que un fábrica de armas de destrucción masiva (Creo que esto Bush no lo sabía ¡menos mal!). Los remedios caseros nos abren todo un mundo de creatividad e imaginación, que puede convertir un simple apio en la “madre de todos los remedios”. Y, si la casa puede ser peligrosa, ¡qué podemos decir de la calle! Abuelos mutantes, ciegos vengadores, escupitajos letales, móviles en el suelo que explotan cuando los recoges, etc, forman un conjunto amenazante y perturbador...

Finaliza el libro con un enriquecedor capítulo sobre leyes increíbles que se han aplicado (por lo menos lo han intentado) a lo largo de la historia en diferentes lugares, demostrando que la realidad supera en ocasiones a la ficción. Por ejemplo, una ley de Illionis que dictaminaba “Está prohibido que un monstruo entre en los límites de la población urbana”, todo un detalle para los habitantes de Illionis que ya pueden vivir tranquilos gracias a la previsión de sus gobernantes (el problema les surgirá con los monstruos que no sepan leer... pero bueno, ya se les ocurrirá algo).

En el epílogo, el autor sigue con su tono satírico, jugando con el lector y finaliza con un advertencia: “Todo lo que te he explicado es total y absolutamente falso… o no”.

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2 comentarios:

Lisi dijo...

¡Jajaajaa! Si me he reído solo con la reseña, ¿cómo será el libro?

Miguel Ángel dijo...

Lisi,

La verdad es que agradecen libros que nos hagan sonreir de vez en cuando ¿verdad?