La ciudad de Cádiz resiste a los franceses convertida en la ciudad más liberal de Europa. Un asesino actúa en la sombra, matando a jóvenes solas en lugares solitarios. Las amordaza y las azota hasta la muerte. La preocupación del gobernador es que los asesinatos no trasciendan a la opinión pública y, si lo hacen, deben ofrecer un culpable, por lo que presionará al Comisario Rogelio Tizón para que encuentre al asesino o, en su defecto, a alguien a quien culpabilizar. Será como buscar una aguja en un pajar, ya que la ciudad ha duplicado su población porque el puerto continuaba abierto.
La investigación de los asesinatos será el eje principal de la novela, con el Comisario Tizón como protagonista pero, al mismo tiempo, se narrarán otras historias en apariencia independientes que nos ayudarán a tener una visión global del contexto histórico y social de la ciudad y que se irán entrelazando para converger al final del libro.
El protagonista principal es Rogelio Tizón, Comisario de Barrios, Vagos y transeúntes, de 53 años y con 32 años de servicio. Es un “perro viejo y callejero”. No es hombre de ternuras, “considera desde hace tiempo que un cadáver es sólo un trozo de carne que se pudre”. Todo Cádiz le teme y le considera un tipo peligroso. Este personaje nos llevará a los bajos fondos de Cádiz, en los que todo vale para sobrevivir. Ha tejido una red de confidentes, prostitutas, mendigos y toda clase de agentes e informadores en los que se apoya para descubrir al asesino. No es un idealista, es un hombre pragmático e interesado, que sabe adaptarse a las circunstancias y que sabe cuanto hay que saber sobre los ángulos oscuros de la condición humana. Además, muestra una falta total de escrúpulos con tal de conseguir sus objetivos: chantajea y amenaza sin rubor mientras la investigación le lleva por caminos desconcertantes. También descubrimos que no es modelo de honradez, ya que participa de un sistema corrupto.
Tizón descubre una curiosa coincidencia en todos los asesinatos, los cadáveres aparecen en sitios donde antes ha caído una bomba de los franceses, lo cual es un problema añadido ya que “sabe poco de asuntos militares y bombas”. La asociación entre cañones y bombas parece absurda, pero el instinto de Tizón le dice que sí existe. Desde ese momento, Cádiz se convertirá en un tablero de ajedrez, donde se desarrollará una partida con peones negros y blancos en la que el otro jugador permanece oculto. Tizón debe anticipar los movimientos del tablero y llegará a jugarse el puesto y la vida “dispuesto a bajar infierno, si es necesario, con tal de encontrar la verdad”, ya que “no hay partida de ajedrez en la que no sea necesario arriesgar algunas piezas”.
La complejidad del caso le llevará a pedir ayuda a su compañero de partidas de ajedrez, el Profesor Barrul, un hombre muy culto que dirige la Sociedad Científica Gaditana. Las conversaciones con Barrul abrirán la puerta a hipótesis fascinantes sobre las motivaciones del asesino, con debates sobre explicaciones sobrenaturales y científicas para encontrar sentido a los asesinatos. El profesor le ayudará también a encontrar respuesta a un enigma ¿Qué relación hay entre los asesinatos y una comedia griega de Sófocles?
La narración principal se alterna con otros relatos con personajes de gran interés que nos ofrecerán otra perspectiva de lo que está sucediendo en la ciudad.
Simón Desfosseus, capitán adjunto al Estado Mayor francés. Es un científico que hasta hacía poco ejercía como profesor de Física. Le importa poco el desarrollo de la guerra, para él la ciudad no es un objetivo para conquistar, sino un desafío técnico. No consiguen alcanzar de lleno la ciudad con los obuses y su obsesión es aumentar el alcance y afinar la puntería del impacto. No le mueve la patria, el deber, ni la camaradería militar, él se mueve por otras motivaciones, “pesos, volúmenes, longitud, elevación, densidad de los metales, resistencia del aire, efectos de rotación.”
Lolita Palma. 32 años, soltera, hija de un comerciante, su padre le enseñó aritmética, contabilidad e idiomas. Por tragedias familiares se ha quedado al mando de la casa. Su padre había confiado en ella por su carácter firme, “lista y tenaz. Se basta sola y me fío de ella como de nadie; sabe cómo ganar dinero y sabe cómo no perderlo”. Lolita tendrá que hacer gala de todas sus virtudes para salir adelante en medio de las dificultades. Nos mostrará el corazón social de la ciudad, las oficinas, comercios, cónsules, etc. Un comerciante amigo de la familia, muy crítico con las Cortes y con la situación en España, la propondrá armar un corsario.
Pepe Lobo. 42 años. Capitán de “La Risueña”. Lleva 31 años en el mar. Pierde todo lo que tiene y se queda sin empleo. Se embarcará como capitán corsario viviendo todo tipo de peligros y aventuras.
Gregorio Fumagal. Taxidermista. Enigmático personaje del que iremos conociendo sus secretos conforme avanza la novela.
Felipe Mojarra. 46 años. Curtido por ser toda la vida cazador furtivo. Lleva 1 año alistado en la Compañía de escopeteros de las salinas. Acompaña a un capitán para explorar de cerca las fortificaciones francesas.
Estos personajes sufrirán múltiples contratiempos convirtiendo la novela en un gran mosaico en el que encontramos contrabandistas, canallas, luchas de honor, venganzas, traiciones, saqueos, abusos, valentía, abordajes, ejecuciones, abordajes, heroicidades, fanatismo, patriotismo, ajustes de cuentas, contrabando, desertores, espionaje, etc. En resumen, Pérez Reverte en estado puro.
La novela nos demuestra también que la situaciones vividas en aquella época en España tienen gran parecido con la actualidad. Los diputados se encuentran preparando una nueva Constitución, despellejándose según ideologías, filias y fobias, “clérigos, seglares, conservadores, liberales, realistas, coriáceos carcamales, airados jóvenes radicales y demás especies, cada uno con su tertulia y periódico favorito”. También encontramos corrupción, malversación de fondos, sobornos y chantajes, algo que desgraciadamente sigue siendo noticia.
Además de ofrecernos una novela muy entretenida, Reverte nos ayuda a comprender un período clave de la historia de España, con un país que sufría al invasor francés mientras las provincias de ultramar se rebelaban aprovechando la guerra contra los franceses. Se desvela el sentimiento de los soldados francesas que acechan Cádiz, hastiados de toda la situación provocada por las peculiaridades de la guerra en España, “Hombres casi incomunicados, exiliados, inseguros, de futuro incierto, en esta tierra hostil donde el abandono y el aburrimiento, tan estupefacientes como narcóticos, se apoderan de los mejores soldados, víctimas por igual del fuego enemigo, las enfermedades y la nostalgia”.
La descripción que el capitán Desfosseux realiza de los españoles se convierte en un resumen de nuestra historia: “Los españoles le siguen pareciendo un misterio hecho de paradojas: coraje contradictorio, cobardía resignada, tenacidad constante. Como si estuvieran atávicamente acostumbrados al desastre y a la desconfianza en quienes los mandan, flaquean al primer choque y se derrumban como ejército organizado desde el principio de la batalla; y sin embargo, pese a ello, son capaces de morir con orgullo, sin un lamento y sin pedir cuartel, lo mismo en pequeños grupos o combates individuales que en los grandes asedios, defendiéndose con pasmosa ferocidad”.
Como ha señalado el autor en una entrevista en El Cultural “España era entonces un lugar cerrado, oscuro, donde estaban los curas, los reyes, los ministros, y la aristocracia corrupta y acabada, mientras que Cádiz era moderna, abierta, y era el mar, sí, el que la hacía posible. ¡Me entristecía tanto pensar, mientras manejaba toda esa documentación de la época, lo que Cádiz era, lo que España tenía que haber sido y que no fue por nuestra estupidez de siempre...!"
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2 comentarios:
Te he descubierto en Facebook, me gusta tu blog porque me proporciona información sobre literatura y novelas de una forma muy eficaz.
Ya soy asidua, Un beso
Hola Chon
¡Bienvenida al blog! ¡Estás en tu casa!
Un abrazo
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