En la revista digital MujerdeHoy.org publiqué esta reseña sobre un libro que ya ha pasado a figurar entre mis títulos favoritos.
El libro está escrito y narrado en primera persona por el mismo protagonista de la historia. Steve López, columnista del periódico Los Ángeles Times, encuentra en la calle a Nathaniel Ayers, un mendigo negro, de unos cincuenta años, cubierto de harapos en la concurrida esquina de una calle céntrica de la ciudad de Los Ángeles. Toca una pieza de Beethoven con un violín maltrecho que parece sacado de un basurero. Steve ve en el mendigo una oportunidad para escribir una columna. Steve reconoce una buena historia en cuanto la ve, ya que ser columnista es como pescar, “sales a la calle y lanzas el sedal, echas la red. Me imagino a este violinista vagabundo de tema de una columna… Este tipo podría ser un hallazgo en una ciudad repleta de tesoros por descubrir”.
Conversando con el vagabundo éste le confiesa que fue alumno del Juilirad School de Nueva York. Steve se da cuenta de que tiene una interesante columna por escribir, un vagabundo con un violín que solo tiene dos cuerdas, que vive en la calle con un carrito de la compra venerando una estatua de Beethoven y que, además, fue alumno de uno de los conservatorios más prestigiosos del mundo.
Steve decide investigar la versión del mendigo y comprueba que su paso por el conservatorio es real. Su carrera musical se vio truncada al serle diagnosticada una esquizofrenia paranoide. Llevaba varios años vagabundeando por las calles cuando sus vidas se cruzaron. El periodista se queda fascinado con su historia y quiere profundizar más en las causas que han llevado a Nathaniel a esa situación. Comienza a reconstruir su vida, a contactar con las personas que le conocieron y se sumerge en una aventura fascinante y desconcertante a la vez.
En principio, su interés es únicamente periodístico. El artículo que publicada titulado “El mundo en dos cuerdas” tiene un éxito rotundo. Comienzan a llegar todo tipo de muestras de apoyo a Nathaniel y Steve inicia una campaña para intentar ayudarle a salir de la situación en la que está. Se da cuenta de que, sin proponérselo, se ha hecho responsable de su bienestar, una labor para la que no se siente preparado y cuyo principal obstáculo será la propia mente confusa de Nathaniel. El mendigo desconfía de todo lo que rodea. Es un músico con talento que vive en su mundo, aislado de todo lo que ocurre alrededor. Steve decide visitarle en varias ocasiones hasta que se sienta lo suficientemente cómodo para confiar en él.
Poco a poco se establece una estrecha relación entre los dos hombres. Steve quiere convencerle para que deje la calle y busca la ayuda de profesionales para que se someta a un tratamiento para su enfermedad mental. Steve va a comprobar que necesitará mucha paciencia, ya que convencer a Nathaniel no va a ser ni fácil ni rápido. En muchas ocasiones se sentirá frustrado ante las reacciones ilógicas y desesperantes motivadas por su esquizofrenia. Nathaniel le sacará de quicio y hará que en varios momentos se plantee abandonar, pero la fuerza del cariño y de la compasión impulsarán a Steve para seguir adelante.
El mero interés periodístico deja paso a una emotiva relación de amistad y a un verdadero interés por la situación de Nathaniel. Se vuelca en protegerle, a la vez que trata de ser columnista, marido y padre, todo un reto para las energías del periodista. Pero, a pesar de las dificultades, Steve está decidido a ayudar a su amigo a cambiar su forma de vida, “mi implicación en la vida de Nathaniel puede influir en él de manera decisiva”. Pero no está preparado para comprobar cómo será Nathaniel el que va a influir en su vida de una forma inimaginable. Su amistad transformará la percepción que Steve tenía de la vida hasta ese momento.
“El solista” es una versión actualizada de la parábola bíblica de “El buen samaritano”, una historia emotiva de un hombre que “por primera vez en su vida se saldrá de su camino para ayudar a alguien que lo necesitaba”. Lo que comenzó simplemente como una historia de interés periodístico, continúo con un interés sincero y Steve experimentó “la alegría que produce comprometerse con la existencia del otro”.
La historia narrada por Steve es también una crítica feroz del sistema de salud mental americano y de la situación que sufren las clases más desfavorecidas. El lugar donde duerme Nathaniel es un barrio alejado de la conciencia colectiva.
Este libro nos emociona y toca nuestras conciencias de una forma directa y clara. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a comprometernos por los demás? ¿Qué significa verdaderamente el amor al prójimo? Nos ayuda también a reflexionar sobre nuestra actitud ante la vida, a valorar lo que tenemos, luchar por superar nuestras limitaciones, aprovechar cada minuto de nuestras vidas y ser conscientes del poder del cariño y el valor de la amistad.
La regla de oro que sigue Steve para escribir sus columnas deberíamos aplicarla para nuestra vida en general, “todo el mundo tiene una historia, así que sal a la calle y habla con la gente. Nunca se sabe lo que puedes encontrar”.
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