A bordo viajaban 45 personas, entre pasajeros y tripulantes, mayoritariamente integrantes de la primera división del equipo de rugby amateur del Old Christians Rugby Club.
Tras diez días de búsqueda el Servicio Aéreo de Rescate chileno los dio por muertos. En los más de 30 accidentes ocurridos en la zona jamás hubo sobrevivientes.
72 días después se encontraron 16 supervivientes que habían estado a 4.000 metros de altura, con 20 grados bajo cero, sin abrigo ni comida. Para sobrevivir, tuvieron que formar una comunidad regida por la incertidumbre y el espanto.
¿Cómo reacciona el ser humano cuando se enfrenta a una situación límite a nivel físico y mental?
¿Qué sintieron al decidir comerse el cuerpo de los que habían fallecido?
¿Qué ocurrió realmente en esa montaña?
Pablo Vierci, escritor y periodista, amigo y compañero de todos los pasajeros de aquel vuelo nos lo desvela en un extraordinario libro, “La sociedad de la nieve” (ed. Debate, 2009). Para realizar la obra volvió al lugar de la tragedia, junto con cuatro supervivientes. El libro es un relato conmovedor en primera persona de los 16 supervivientes, alternando con la narracción de lo ocurrido y reproduciendo el antes, durante y después de la tragedia. Cómo les marcó la tragedia y lo vivido esos 72 días en sus vidas, una vez incorporados de nuevo a la sociedad.La historia de la tragedia de los Andres, fue contada en “¡Viven!”, pero los mismos protagonistas confiesan que fue un relato demasiado "inocente". Ahora, con las heridas cicatrizadas, desean contar a sus hijos (que tienen su misma edad cuando sufrieron el accidente) lo que realmente ocurrió. Según dicen “¡Viven!” cuenta la historia del accidente, del frío y de la alimentación con los muertos, pero ahora cuentan “una experiencia muchísimo más removedora y transformadora”. Aquel libro contaba la narración fría de los hechos, éste cuenta “lo que sucedía dentro de cada uno de nosotros”.
Los protagonistas cuentan cómo se organizó la sociedad que formaron durante los 72 días de tragedia. La sociedad de la nieve funcionó con “códigos completamente diferentes a la sociedad de los vivos… ese experimento de comportamiento humano único funcionó en base a los cinco conceptos más sencillos que se pueda imaginar: equipo, persistencia, afectos, inteligencia y, sobre todo, esperanzas”.
Lo vivido durante aquellos días marcó sus vidas y cada uno de ellos describe el cambio interior que sufrieron.
"Volvimos a la sociedad convencional valorando la vida de forma diferente".
“Me formulé preguntas que nunca me había hecho, llegué a conclusiones que no sabía”.
“Tuvimos que inventar formas de sobrevivir”, “todo esto implica un crecimiento gradual, pero no es gradual sino a palazos”. En la civilización siempre escondes algo, en aquel lugar perdieron la capacidad para guardar secretos. Se entregaron mutuamente con mucha generosidad hasta que el grupo se convirtió en uno solo."
Dignas de mención son las reflexiones en cuanto a la fe realizadas por algunos de ellos. En uno de los casos es interesante comprobar cómo el protagonista, al encontrarse sin nada material que le distrajera en su pensamiento, pudo pronfundizar en su compresión de Dios y de las enseñanzas bíblicas.
El peregrinaje interior vivido por cada uno de ellos es una escuela de aprendizaje para enfrentarse a cordilleras que en determinados momentos de nuestra vida tenemos que afrontar.
“Nos invitan a subir a bordo del F571 y dejarnos llevar en un vuelo a ciegas, sin destino prefijado, donde lo único seguro es que una de las escalas pasará por el infierno, y la travesía nos llevará, a cada uno, a una cordillera diferente”
¡Abrocharos los cinturones!
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