Editorial Tusquets publica dos novelas policíacas de Friederich Dürrenmat, "El juez y el verdugo" y "La sospecha", dos historias que harán las delicias de los aficionados al género, con un maestro que le ha permitido ahondar en el alma contradictoria de jueces y criminales.
Friedrich Dürrenmatt nació en Konolfingen, Berna, en 1921, hijo de un pastor protestante, estudió literatura y filosofía y, en 1947, publicó, y estrenó, con gran éxito su primera obra de teatro, Está escrito, que fue motivo de un gran escándalo.
A partir de entonces se convierte en un dramaturgo internacionalmente conocido y, a medida que van publicándose todas las obras teatrales, ensayísticas y de narrativa que hoy componen los treinta impresionantes volúmenes de su Obra completa, pasa a ser considerado uno de los escritores.
Me ha sorprendido gratamente descubrir a este autor, por lo menos en su faceta de escritor de novelas policíacas, con un protagonista muy peculiar, este comisario Bärlach atípico, al borde del final, desconcertante en muchas ocasiones, misterioso en sus acciones y decisiones, de métodos muy particulares, polémico en su forma de administrar justicia e implacable a la hora de resolver sus casos.
Dos lecturas muy recomendables, que se leen en un suspiro y te dejan con buen sabor de boca y dándole vueltas a lo que has leído discerniendo sobre la moral y la justicia de las dos historias.
Si buscas lecturas policíacas diferentes, que entretienen y te hacen pensar, no lo dudes, estos dos títulos no te van a defraudar.
El juez y su verdugo
Enfermo y a punto de jubilarse, el comisario Bärlach solo cuenta con su inteligencia para resolver un caso de asesinato.
Cuando el teniente de policía Schmied aparece muerto en su coche, en una pequeña carretera de montaña muy cerca de Berna, la investigación recae en el comisario Hans Bärlach, quien está a punto de jubilarse y no pasa precisamente por su mejor momento.
Con apatía (¿o es tal vez serenidad?) y malhumor (quizá debido a unos agudos dolores de estómago que no presagian nada bueno), pero con tesón, Bärlach empieza a desentrañar el caso con la ayuda de otro agente. Lo cierto es que cuentan con muy pocas pistas. Pronto el juez instructor, Lucius Lutz, viejo conocido del comisario, lo apremia para que capture al asesino.
La sospecha
El comisario Bärlach se enfrenta a su caso más peligroso.
Tras una delicada operación quirúrgica, que tal vez le alargue un poco más la vida, el comisario Bärlach, en su lecho de hospital, lee, curiosa y simbólicamente un ejemplar de la revista Life. Una fotografía allí publicada despierta en el médico que acaba de operarle la sospecha de que el tristemente célebre doctor Nehle, que practicaba operaciones sin anestesia en el campo de concentración de Stutthof, podría ser el actual director de una clínica privada suiza.
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