lunes, 5 de marzo de 2018

Memoria del comunismo

Memoria del comunismo, de Federico Jiménez Losantos (Esfera de los Libros, 2018) es un ejercicio descomunal por dar a conocer la historia de la ideología comunista, un recorrido que abarca desde Lenin a Podemos en más de 1.000 páginas, reveladoras, valientes, descarnadas, inteligentes, en las que el autor no elude polémicas ni terrenos pantanosos.

Un libro para leer con detenimiento, sin prisas, mientras vamos asimilando todas las claves y los detalles de un exhaustivo retrato histórico que nos ayudará a aprender del pasado e identificar las señales de alarma que nos ayuden a evitar repetir los errores que han marcado la historia. Un ensayo imposible de desligar de la propia experiencia del autor y de su evolución ideológica que queda reflejada en estas páginas.



Federico Jiménez Losantos nace en Orihuela del Tremedal (Teruel) el 15 de septiembre de 1951, hijo de un zapatero y una maestra. A los diez años gana una beca y estudia interno el bachillerato en Teruel, donde tiene como mentores a J. A. Labordeta y J. Sanchís Sinisterra.

Hace teatro -Lorca, Cervantes, Mrozeck-; lee a Kafka, Proust, Joyce, Kerouac y los americanos del boom; escribe poesía, juega al fútbol y se apasiona por la música pop y el soul. Cursa Filología Española en Zaragoza y Barcelona, donde se licencia con una tesis sobre los esperpentos de Valle-Inclán. Aunque captado por el PCE en Zaragoza, sólo militará brevemente en Bandera Roja y el PSUC hasta su legalización. Pero ya en 1976, tras leer a los disidentes soviéticos y pasar un mes en la China de Mao, rompe definitivamente con el comunismo.

Su vida en la apasionante Barcelona de los setenta la ha recordado en La ciudad que fue. Trabaja dando clases de literatura, estudia psicoanálisis y además de Revista de Literatura y Trama -revista de pintura-, funda en 1978, con Cardín, Broto, Rubio y Mesquida, Diwan, que reúne hasta 1981 a toda la generación que evoluciona de la izquierda al liberalismo. En 1979, El Viejo Topo -revista en la que debuta defendiendo los derechos de los gays- le da su I Premio de Ensayo por «La cultura española y el nacionalismo». Le piden ampliarlo en un libro y escribe Lo que queda de España, donde por primera vez se critican la discriminación lingüística en Cataluña y la sumisión de la izquierda al nacionalismo. El Viejo Topo se niega a publicarlo y, tras gran polémica, lo hace la anarquista Ajoblanco, pero su gran apoyo es El País, entonces liberal y españolista, que publica un capítulo y cuya estrella, Francisco Umbral, presenta el libro en Madrid como «el nacimiento de un gran escritor español».

En 1980, Pujol gana las elecciones, El País cambia de línea y FJL se va a Diario 16. En 1981, el ambiente es tan opresivo que decide abandonar Barcelona y obtiene el traslado a Madrid. Pero es uno de los primeros firmantes del «Manifiesto de los 2.300» por los derechos lingüísticos, y en la noche del 20 de mayo, al salir de clase, es secuestrado por terroristas de Terra Lliure, que le abandonan atado a un árbol y con un tiro en la rodilla. Ese verano, convaleciente, termina su primer libro de poesía publicado: Diván de Albarracín.

En Madrid, su carrera periodística es fulgurante. Pedro J. Ramírez lo hace jefe de Opinión y columnista de Diario 16. El mismo día lo fichan Luis del Olmo para Protagonistas y Antonio Herrero para El primero de la mañana, en Antena3, donde se queda. Participa en el nacimiento de A3TV, cadena en la que dirige y presenta la Historia de los judíos españoles (1992). Tras el «antenicidio» desembarca con Antonio, Luis y J. M. García en la COPE. En 1998 muere Antonio Herrero y le toca dirigir La linterna durante cinco años con gran éxito. Luego pasa, durante seis más, a La mañana, en la que alcanza una controvertida y extraordinaria popularidad.

En 1999 funda La Ilustración Liberal; en 2000, el innovador diario en la red Libertaddigital.com (hoy con 4.500.000 usuarios únicos); en 2007, Libertad Digital TV, y en 2009, esRadio. Vicepresidente del grupo LD, dirige Es la mañana de Federico, que en su primer año recibe, por votación popular, el Premio de la Academia Española de la Radio al mejor magacín matinal. Ha recibido también el Micrófono de Plata y el de Oro; el Espejo de España de ensayo, y el González Ruano, el Continente y el Premio del Parlamento Europeo de periodismo escrito, entre otros muchos. Durante treinta años, sus artículos han venido publicándose en El País, Diario 16, Cambio 16, ABC, Época, El Nuevo Herald y, actualmente, en El Mundo.

Sus libros sobre historia y política o sus antologías de artículos son siempre grandes éxitos: La dictadura silenciosa, Contra el felipismo, Crónicas del acabose, La última salida de Manuel Azaña (Premio Espejo de España), Los nuestros, Con Aznar y contra Aznar, El adiós de Aznar, España y libertad, Federico responde, De la noche a la mañana. El milagro de la COPE, La ciudad que fue y Breve Historia de España (con César Vidal) han sido superventas. Pero no ha abandonado la poesía. En 1999 publicó una selección de sus poemas, casi todos inéditos: Poesía perdida 1969-1999. Y en 2009, justo entre la liquidación de la COPE y el nacimiento de esRadio, publicó los haikus de La otra vida, poemas que forman el que considera su mejor libro.



Memorias del comunismo afronta interrogantes históricos claves para entender el fenómeno comunista y el horror con el que marcó el siglo XX y amenaza con seguir haciéndolo en el XXI. Cien años y cien millones de muertos después, ¿por qué el comunismo sigue siendo una ideología respetada?

Buceando en las fuentes originales -de Marx, Bakunin y Lenin al Che o Pablo Iglesias- este libro explica la naturaleza real del comunismo, sus raíces filosóficas y políticas, los errores habituales sobre su historia y el hecho más terrible: que, cien años y cien millones de muertos después, siga siendo una ideología respetada entre políticos, profesores y periodistas. En dos países europeos, Rusia y España, se intentó crear en el siglo xx un régimen comunista. En Rusia, tras cinco años de feroz guerra civil de Lenin contra su pueblo, el comunismo triunfó.

En España, tras una atroz guerra civil de tres años, perdió. Pero se discute el papel de Stalin en la guerra -de Paracuellos y la muerte de Nin al oro del Banco de España- y se oculta la actuación de los dos comunismos españoles: el marxista del PCE, el PSOE bolchevizado o el POUM; y el bakuninista de la CNT-FAI, que impuso el terror rojo en Cataluña con la ayuda entusiasta de Companys. Ni la Rusia bajo la Cheka ni la España bajo las checas se recuerdan hoy. Solo eso y el éxito de la propaganda soviética desde 1917 explican la irrupción y el éxito de Podemos.

¿Por qué se creían los bolcheviques con derecho a imponer a todos su idea de sociedad y a asesinar a los que la rechazaban e incluso a los que no llegaban a hacerlo?

Esta es la gran cuestión del siglo que el mundo lleva a cuestas desde que Lenin tomó el poder: ¿por qué los comunistas se creen legitimados para robar y matar en nombre de una utopía que apenas esconde su afán de poder ilimitado?

Lo peor del sistema de Lenin no es que se crea con derecho a imponer su dictadura y a matar a sus opositores, sino que las sociedades democráticas acepten ese derecho a robar y matar de los comunistas. Esta Memoria del comunismo recuerda por qué sucede. Y cómo, conociendo su historia y la de España, cabe evitarlo.

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