Las chicas que soñaban con el mar, de Katia Bernardi (Grijalbo, 2017) es una novela llena de ternura y humor que relata la historia de real de un grupo de ancianas que van hacer todo lo que está en su mano para cumplir el sueño de ver el mar.
Críticas:
«El mar soñado les bastó para mover montañas.» La Repubblica
«Una historia real que nos recuerda no solo que jamás debemos dejar de soñar, sino que nuestros sueños pueden cumplirse a cualquier edad; basta con no perder nunca el entusiasmo, la curiosidad y las ganas de vivir.» Giudicarie
«Los sueños no tienen edad, pero sobre todo no tienen lugar: un día pueden estar en nuestra cabeza y al día siguiente convertirse en realidad.» Cinema italiano
«Su historia ha dado la vuelta al mundo, desde América hasta Corea.» Revista Donna Moderna
Katia Bernardi nació en Trento (Italia). Después de estudiar cine en Bolonia, se convirtió en directora y guionista. La historia real que hay detrás de su novela Las chicas que soñaban con el mar la cautivó y la inspiró para rodar también un documental con el mismo título que presentó en el Festival de Cine de Roma. La cinta se emitió por el canal Discovery Italia y se proyectó en distintas salas. Posteriormente, la película también fue seleccionada en el Festival de Cine de Phoenix y en el Festival de Cine Documental Full Frame de Carolina del Norte.
Daone es un pequeño y tranquilo pueblo situado en el corazón de los Alpes, con apenas 568 habitantes cuyas vidas transcurrían a un ritmo calmado y rutinario, un pueblo que parecía "suspendido en el tiempo y el espacio". Uno de los centros neurálgicos del pueblo, además de la iglesia, es Rododentro, el club de jubilados formado principalmente por mujeres de edades entre 68 y 92 años, y presidido por Erminia Lora, una mujer de puño de hierro y líder indiscutible del club.
Sus pasatiempos principales son jugar a la brisca y al bingo, bailar y beber chocolate y refrescos. Y es que estas "chicas", crecidas en el aislamiento de un pueblecito perdido, "habían conocido el mundo solo gracias a los relatos de los contados aventureros que habían llegado hasta allí arriba o a las imágenes televisivas. A lo largo de su vida se habían desplazado más a pie que en coche".
El club está a punto de cumplir su vigésimo aniversario y la presidenta propone celebrarlo a lo grande y organizar un viaje al mar, y es que la mayoría de las ancianas nunca han pisado la playa y solo han visto el mar en imágenes. Pero tienen un problema, la crisis ha arrasado con la economía del pueblo y no sólo resulta imposible financiarse la excursión, sino que incluso la supervivencia del club está en peligro.
Comienza así una carrera contrarreloj por recaudar fondos. La edad media de las "socias" del club hace que tengan que emprender el proyecto con rapidez, antes de que sea demasiado tarde para alguna. Pronto surgen todo tipo de ideas, vender tartas o un bingo son las primeras, pero no será suficiente y se adentran en terrenos menos convencionales como posar para un calendario como los bomberos o hacer un crowdfunding, aunque no saben ni cómo se pronuncia la palabreja.
Sus ocurrencias levantan un gran escándalo en el pueblo, cuyos habitantes se sumergen en todo tipo de murmuraciones, polémicas y divisiones, mientras el proyecto del club termina llamando la atención de los medios de comunicación añadiendo aún más tensión al hasta entonces tranquilo e idílico lugar. Pero Erminia está dispuesta a todo con tal de cumplir su promesa de llevarla a ver el mar, y las liderará para superar todos los obstáculos, problemas y frustraciones que se les presenta en el camino.
Y así asistimos a un relato inolvidable, lleno de emoción, ternura, humor y, especialmente, muchas ganas de vivir.
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