Farsa

Farsa, de Thomas Erikson (ed. Siruela, 2015) es el inicio de una serie prevista de cuatro thriller protagonizados por Alex King, un reputado psicólogo asesor de empresas, experto en comunicación y lenguaje corporal. En esta novela descubriremos a unos peculiares personajes y una trama compleja que se desarrolla con un ritmo muy ágil pero con unos elementos dispersos en principio que hay que ir encajando dentro de la narración hasta encontrarnos con el dibujo completo.

Thomas Erikson es, al igual que su personaje Alex King, un coach especialista en lenguaje corporal, interpretación de patrones de comportamiento y análisis de los tipos de personas. Su experiencia personal es la base de la historia en su primera novela, Farsa, a la que seguirá Atrocidad. Vive en las afueras de Estocolmo con su esposa y sus cinco hijos.

A lo largo de la novela iremos descubriendo un sistema de investigación del comportamiento y sobre los diferentes tipos de personalidad basado en estudios reales, y que parte de la base de que “para entender la personalidad del individuo hay que tener en cuenta algo más que su comportamiento, como pueden ser los impulsos, los factores de motivación y las preferencias personales, entre otros”.

Y a esto se dedica Alex King, el protagonista de la novela. Experto en patrones de comportamiento se había convertido en un reputado consultor muy solicitado como asesor de liderazgo y experto en comunicación entre empresas de renombre y con contactos en las altas esferas.

Durante una conferencia ante un auditorio de quinientas personas un sicario se descuelga se descuelga de la cornisa del techo de la sala, a doce metros de altura, de un disparo certero mata a uno de los asistentes y se escabulle. La víctima es un conocido financiero que días antes había recibido una carta de extorsión anónima.

Alex pasará de ser un testigo del crimen a convertirse en colaborador de una policía que se encuentra desconcertada, buscando a tientas en la más completa oscuridad. Aunque Alex tendrá que cambiar su perspectiva, y es que está acostumbrado a “interpretar lo que se ve, pero como policía hay que aprender a interpretar lo que no se ve”.

Pero esto es sólo el comienzo de una serie de episodios en principio inconexos que van tejido una confusa madeja que poco a poco se irá desenredando conforme avanzamos en la lectura. Conoceremos las circunstancias de la víctima, un tiburón, sin escrúpulos y mujeriego que parecía haber iniciado un giro radical a su vida. Seguiremos también al asesino, o más bien a la asesina, una sicario fría, invisible e implacable que continuará sembrando el terror de forma arriesgada y en la misma puerta de la policía.

Destacable será la colaboración entre Alex y un equipo policial liderado por la inspectora Nina Mander, una mente brillante que comenzará también un juego con el protagonista en el que no se sabrá quién manipula a quién. Y para complicarlo aún más todo, se producirá la desaparición de una familia completa, cuyo padre era un periodista que había recibido el encargo de escribir la biografía de un empresario de éxito, un encargo que tiene unas peculiares condiciones.

La novela tiene capítulos muy cortos, la trama de desarrolla con diferentes perspectivas narrativas y saltos temporales que nos permitirán situar a los diferentes personajes que protagonizan una historia bien contada, con protagonistas ricos en sus perfiles y una convincente investigación policial.

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