El cadáver de una joven aparece en el interior de la catedral de Santiago de Compostela, convirtiendo la ciudad en un circo mediático. El comisario Lois Castro, jefe de Homicidios de la comandancia de Santiago de Compostela, es el encargado de una compleja investigación que le hará descubrir que la joven asesinada es una estudiante de filosofía, activista ecológica, con una extraña afición por algunos movimientos heréticos.
Al mismo tiempo, la joven periodista Laura Márquez recibe el encargo de cubrir la noticia sobre la desaparición de la Biblioteca de la Universidad de Santiago de un manuscrito de Prisiciliano, el gran hereje gallego. Laura trabaja en la sección de local de El Heraldo Gallego, después de haber llegado al diario como becaria huyendo de unos fantasmas que se irán desvelando a lo largo de la trama. La noticia no parece nada del otro mundo porque los robos de mapas y códices antiguos están a la orden del día, pero su instinto le hace presentir que hay algo extraño en lo ocurrido. Laura se agarra a esa noticia como a un clavo ardiendo, buscando un escape a su crisis personal, además de encontrar una de sus mayores pasiones, “los enigmas que le obligaban a pensar en cosas sobre las que nunca había pensado antes”. Con la ayuda del veterano periodista Villamil, comenzarán una investigación que se relacionará de forma sorprendente con el crimen de la catedral.
El comisario Lois contará con la ayuda de los dos periodistas en un caso que se sale de lo habitual, nunca se había enfrentado a algo así. Tendrá que desconfiar de todas las personas que aparecerán relacionadas con la víctima, sabiendo que “el éxito de cualquier investigación policial radicaba en no dar nada ni a nadie por descontado”.
A lo largo de la novela encontraremos, además de una intriga interesante, constantes referencias a la historia, especialmente al movimiento herético de Prisciliano, un personaje que fue calificado como hereje por la intransigente jerarquía de la iglesia, pero sobre el que hay muchas dudas en cuanto a su verdadero mensaje; son muchos los que le califican como un reformador más que como un hereje.
En sus páginas se denuncia la corrupción de empresarios y funcionarios relacionada con delitos ecológicos y también se señalan las claves del negocio que la iglesia católica tiene montado con reliquias y lugares “sagrados” como es la supuesta tumba del apóstol Santiago cuyo interior estaría ocupado por un personaje que nada tiene que ver con el apóstol.
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