“Sherlock Holmes y los zombis de Camford”, de Alberto López Aroca (ed. Dolmen, 2011), es una original novela que mezcla un género tan de moda como los zombis con un personaje que sigue protagonizando novelas aunque han pasado más de 80 años desde la muerte de su creador. En este caso estamos ante “un extracto de las memorias de Otis Merces, ex presidiario, donde se da noticia del último caso del señor Sherlock Holmes de Baker Street, primer detective consultor del mundo, antes de su retiro a una casita cerca de Fulworth, en los Sussex Downs”. La novela consigue dar un giro a las historias protagonizadas por el detective con un argumento novedoso y original pero sin perder la esencia del personaje (algo que eché de menos en la última película de "Sherlock Holmes", dirigida por Guy Ritchie).
Octubre de 1903, Otis Mercer, ex presidiario, es el nuevo ayudante de Holmes y el narrador de la historia, ya que Watson ha vuelto a casarse por enésima vez, algo que Sherlock le recrimina, “siempre busca esa clase de inverosímiles excusas para abandonarme”. Pero los incondicionales de Holmes, tranquilos, su inseparable ayudante también tendrá su lugar en la novela.
Holmes recibe la visita de Bernard Baker, masón y detective, “uno de los muchos sabuesos profesionales que habían salido a la luz poco después de que el señor Holmes comenzara a trabajar en Londres”. Baker le pide ayuda para encontrar un enigmático elixir de la juventud, un suero que “provoca efectos secundarios poco estudiados y que provee de gran fuerza y agilidad, así como cierto instinto malévolo y salvaje, completamente irracional”.
Holmes, Baker y Otis se trasladan a la ciudad universitaria de Camford donde el profesor Presbury ha sufrido los efectos del suero. Holmes es escéptico en cuanto a lo sobrenatural, “yo no creo en la magia, sino en la naturaleza, que suele ofrecernos auténticos milagros allá por donde miramos. Ahí fuera hay muchas cosas que aún no conocemos”, pero el horror que encontrará en la casa de Presbury le dejará descolocado.
El detective se enfrentará a un caso extraño, misterioso, en el que se encontrarán con muertos resucitados convertidos en caníbales algo que, en principio, creen que podría estar relacionado con los zombis de Haití, pero que esconde una realidad mucho más inquietante. En los subterráneos de la universidad de Camford se guardan secretos y prodigios que podrían destruir a la humanidad.
Los protagonistas se encontrarán con todo tipo de personajes de los más variopinto que compondrán una “nueva extirpe de héroes o monstruos que dominaría el siglo XX”. La ciudad de Camford se había convertido en un circo de monstruos y, en palabras del narrador, “el mundo se estaba volviendo loco a nuestro alrededor, y parecía que en el futuro ya no habría lugar en él para los viejos sabuesos como nosotros”. Holmes se dará cuenta de que el mundo había cambiado a gran velocidad y él ya no es el que era. Pero no quiere finalizar su carrera profesional con un fracaso.
Con constantes guiños a los clásicos, la novela se desarrolla a un ritmo frenético, ofreciéndonos un original entretenimiento que nos mantiene en vilo hasta el final y que se completa con un original índice onomástico en el que descubriremos pequeñas reseñas de los personajes que aparecen en la novela, “muchos de ellos se han convertido en personajes de obras de ficción, o han sido la base para las creaciones de diversos autores de libros, tebeos y películas”.
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3 comentarios:
Vaya, sí que es original esa mezcla extraña de Holmes y zombis...
Miguel Ángel, paso por aquí para decirte que tienes una mención en mi blog. Un saludo.
¡Gracias, Antonio!
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