lunes, 17 de enero de 2011

"La aventura del tocador de señoras"

“La aventura del tocador de señoras”, de Eduardo Mendoza (ed. Seix Barral, 2001), es la delirante continuación de las aventuras del protagonista de “El misterio de la cripta embrujada” y “El laberinto de las aceitunas”.

Después de pasar varios años ingresado en el manicomio, el protagonista recibe el alta, el mismo día que todos los pacientes del centro, que milagrosamente se han curado al mismo tiempo. Por supuesto, esto no tiene nada que ver con el hecho de que la empresa inmobiliaria del director del manicomio vaya a derribar el edificio y construir en su lugar un centro comercial y varios bloques de vivienda…

Este comienzo nos muestra cuáles van a ser las dos líneas principales de la novela. Por una parte, a lo largo de la historia aparecerán una serie de personajes surrealistas y estrambóticos que protagonizarán todo tipo de episodios hilarantes. Por otra, bajo la farsa y el humor que preside toda la novela, encontramos una dura crítica a las clases altas y a la corrupción de políticos y empresarios, especialmente en lo relacionado con los negocios inmobiliarios.

El protagonista sale del manicomio y teme enfrentarse a una ciudad de Barcelona que ha cambiado tanto como él lo había hecho durante los últimos años. Comienza a trabajar en la peluquería de su cuñado, “el tocador de señoras”, consiguiendo el primer trabajo honrado de su vida. Todo le iba bien, estaba consiguiendo rehacer su vida, hasta que aparece en la peluquería una joven, atractiva y enigmática, que le hace una propuesta. Debe hacer desaparecer unos documentos de la empresa de su padre. Le advierte que es una operación que tiene algún riesgo y roza los límites de lo legal. El protagonista se muestra reacio en un principio, pero finalmente acepta el encargo.

La vida del protagonista dará un giro radical cuando aparezca el cadáver del empresario y él se convierta en el principal sospechoso. Comenzará así una carrera contrarreloj para descubrir al verdadero asesino sumergiéndose en un juego de intrigas y engaños en el que nada es lo que parece.

La investigación descubrirá una trama de corrupción, con unos personajes patéticos en muchos casos, sin principios ni valores, movidos únicamente por el vicio, el egoísmo o la codicia. Entre todos los personajes, destacan dos que protagonizarán algunos episodios épicos, que nos harán reír a carcajadas. Por un lado, Magnolio, el chófer negro que se convertirá en el ayudante del protagonista. Y por otro, el alcalde Barcelona, el gran acierto de la novela, una caricatura delirante, un hombre irracional, enloquecido, un descerebrado corrupto, que se encuentra en pleno proceso electoral para la reelección. Cada frase del alcalde no tiene desperdicio y protagonizará los episodios más divertidos de la novela. Él mismo se define de forma acertada, “El problema es que no tengo la cabeza muy firme, ¿sabe? Para el desempeño de mi cargo ya vale. Pero los de la oposición lo saben y se aprovechan de mi debilidad. Día sí, día también, me hacen mociones y otras cuchufletas para volverme tarumba”. Y así es como se mostrará a lo largo de toda la novela, tarumba; muy pero que muy tarumba…

La historia resulta también una parodia de las novelas policíacas, con un “detective” nada convencional y un final apoteósico que rompe todos los tópicos del género. Estamos ante una novela que nos hace reír sin parar pero que debe hacernos también reflexionar sobre la condición humana.

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1 comentario:

rossy dijo...

Me gustó mucho esta novela, aunque es que Mendoza me gusta bastante en líneas generales.

Un saludo.

http://loqueleoloqueleo.blogspot.com/2008/11/la-aventura-del-tocador-de-seoras.html